La Plaza del Charro fue un proyecto ambicioso que surgió a mediados del siglo XX con la intención de fomentar la tradición del jaripeo en Puebla capital.
Su diseño fue planeado para ofrecer las mejores condiciones de la práctica ecuestre y el disfrute de los espectadores.
Contaba con gradas, un ruedo de dimensiones reglamentarias y todas las instalaciones necesarias para llevar a cabo grandes eventos.