El 8 de septiembre de 1950, desde el Observatorio de Tonantzintla (hoy Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica), Guillermo Haro Barraza descubre y documenta una explosión magna.
Fue la de tres estrellas de la Constelación Escorpión.
Este pionero de la astronomía mexicana, maestro y mentor, iniciaba así su mejor década de aportaciones a la ciencia mundial, incluido el diseño de una técnica nueva para estrellas azules desde el mismo sitio poblano.
En la imagen, con Elena Poniatowska, su esposa.
Foto: cort. Fundación Poniatowska