Al poeta guanajuatense Efraín Huerta le gustó tanto el apodo rumorado por sus amigos, por tenaz y obcecado, que lo hizo suyo.
Un día igual a hoy murió, en 1982, por insuficiencia renal. En la imagen (1959), carga a su ya crecido hijo David, quien fue también poeta, ensayista, traductor y falleció del mismo mal que su padre el año pasado.
Foto: Cortesía archivo Eugenia Huerta Bravo