Por: Jaime Carrera
Los jóvenes Pablo y Alberto, de 13 y 14 años de edad, son guardianes de la naturaleza. Su fortaleza es el Jardín Etnobotánico Francisco Peláez, en San Andrés Cholula, en donde, sigilosos, observan a insectos y aves.
Pablo desarrolló la pasión por la lectura desde que era niño en su natal Chile, en donde un libro de estampas que contenía fauna de otras regiones del continente acaparó su atención, sobre todo insectos que jamás había visto.
En tanto, Alberto, siempre con cámara en mano, ha dedicado los últimos dos años a fotografiar aves de la región de Cholula, con las cuales montó su propia exposición en el Jardín Etnobotánico.
En un día cotidiano, se puede observar a estos pequeños recorrer de principio a fin los espacios del jardín.
A Pablo, por ejemplo, con una lupa con la que analiza cada parte de los insectos que habitan entre ramas y hojas. “Soy apasionado de los insectos: observarlos y promover que no los maten, porque dependemos de ellos y mucha gente no los conoce en absoluto. Hay muchos prejuicios” dijo.
Mientras Pablo se escabulle entre los arbustos o se acuesta en el pasto para buscar nuevos insectos, Alberto mantiene la cabeza hacia arriba, con la mirada fija en las aves que surcan el cielo de Cholula.
“Aquí en el Jardín hay un Santuario de Aves; son fotos de mi exposición. Son algunas de aves de aquí o de la región”, dijo.
Ambos jóvenes han encontrado en el jardín un segundo hogar, pues, además de estar en contacto con la naturaleza, aprenden sobre la flora y la fauna de Puebla y México.
TIEMPO DE ESCARABAJOS
A Pablo le encanta la temporada de escarabajos, que suelen salir en tiempos de lluvias, pero también observa capullos, orugas, mariposas y mantis religiosas, y comparte lo que investiga acerca de ellos en videoblogs que sube a su canal de Youtube: Pablo Najdorf”.
EL COLIBRÍ Y EL SANTUARIO
De entre las fotografías que conforman su exposición, Alberto tiene una preferida: la de un colibrí. Y entre sus pertenencias más valiosas se encuentra un libro sobre las aves rapaces de América, obsequiado por el Club de Alas Urbanas, conformado por personas que, al igual que él, aman a estos animales.