Felipe Flores Núñez
Hace casi dos años –en mayo de 2020–, cuando la pandemia global apenas arreciaba, fue el primer científico poblano que alertó sobre los riesgos y alcances de la COVID-19, y, entre otras cosas, advirtió que el virus “había llegado para quedarse”.
Hoy, José Ramón Eguibar Cuenca, también para Crónica Puebla, ratifica su predicción, pero matiza que “ante los niveles de inmunidad alcanzados por la aplicación de las vacunas, la enfermedad ahora será estacional, como la nfluenza, lo que obligaría a inmunizarnos al menos una vez al año”.
“Todo apunta a que la COVID-19 será una enfermedad que estará todo el año, pero se va a comportar estacionalmente, como la influenza. Entonces, vamos a tener menos casos durante la primavera-verano, y muchísimos en otoño-invierno”.
El actual director general de Investigación de la Vicerrectoría y Estudios de Posgrado de la BUAP advierte que “es muy probable –y eso sería grave– que en marzo, abril, a más tardar mayo entrante, se declare terminada la pandemia, pero pasaríamos a una etapa de endemia, que significa una inmunidad grupal que hace que, cuando la gran mayoría esté vacunada, el virus tenga menos gente a quién infectar”.
“Lo más seguro, entonces –agrega–, es que sea como la influenza, pero habrá seguramente brotes en la temporada invernal, porque el virus sobrevive mejor en temporadas frías y en lugares húmedos, que no es el caso de Puebla por estar en un altiplano”.
¿Lo que se conoce como inmunidad de rebaño?
“Si, en efecto. Cuando la gran mayoría esté vacunada, el virus tendrá menos gente a quién infectar, pero, no obstante –destaca–, la infección prevalece aunque no haya un componente global, porque ya hay una inmunidad; por tanto, seguirán los brotes, pero se van a quedar; ya no van a ir a todo el mundo; esa es la diferencia. Como ocurrió alguna vez con el virus del ébola, que sólo afectó en África”.
Eguibar Cuenca también alertó sobre la posibilidad de que el virus del SARS-CoV-2, que a la fecha ha causado la muerte de casi 6 millones de personas en el mundo, pueda transmitirse a animales.
“A esa mutación se le llama zoonosis. Estaba en un murciélago; se piensa que hubo un intermediario; pudo haber sido una civeta, una víbora, y de ahí pasó al humano. Pasó del animal al humano. Hay pocos virus, pero éste podría ser uno de esos, que pueden pasar del humano al animal, entonces tendríamos ahí un reservorio”, explicó.
Y para ejemplificarlo, supone que el virus pase a la familia de los tejones y los infecta. “Y si tienes uno en tu casa, infectas al hurón y él mismo te puede infectar a ti; de humano al animal y de animal al humano”.
¿Existe ese riesgo también en animales domésticos, como perros o gatos?
No, hasta ahora sólo está descrito en el hurón, que pertenece al grupo de los tejones, y de hecho este animal es un buen modelo para la influenza. Se contagian igual que los humanos, por eso no es recomendable tenerlos como mascotas.
¿Y el cubrebocas, seguiremos usándolo?
Si, un tiempo, sobre todo porque en México la gente no es honesta ni muy disciplinada. La gente se debe aislar con tan sólo sentirse un poco mal y debe hacerse una prueba, lo cual no siempre ocurre –se lamenta–.
Refiere también que ahora muchos se están contagiando por sus hijos menores, que indebidamente han sido excluidos de la vacuna por el gobierno, “tal vez porque ese segmento no vota; eso es terrible”.
Al lamentar que en México no se atienda a los niños, señaló que en otros países con menor capacidad, como Bolivia, se vacuna a los menores desde los cinco años; también en Ecuador, y ni se diga Chile, Brasil, Argentina, Uruguay y otros de la región, y en Europa.
MANEJO DE LA PANDEMIA
Cuestionado sobre el manejo de la pandemia desde hace dos años, dijo sin titubeo que México “está reprobado”, y añadió que, en general, “ha sido muy malo en todo el mundo occidental”, incluyendo a Estados Unidos y Canadá, donde ahora hay conflictos por resistencia a las vacunas.
“Creo que eso obedece al malentendimiento que se tiene respecto al concepto de las libertades personales; por a confusión sobre dónde terminan las libertades personales y dónde empiezan las de los demás, la libertad global”.
“A eso se debe que en China, Japón y Vietnam les ha ido bien, proporcionalmente con menos muertes e infectados, porque esos países tienen una larga tradición del respeto hacia los demás; es todo una cultura”.
“Por ejemplo, en Japón mucha gente usa mascarilla por un simple resfriado, además tienen una experiencia muy fuerte con la influenza transmitida por aves migratorias; ellos tienen un sentido muy desarrollado de proteger a los demás, sobre todo a niños y ancianos”.
“Y además de usar el cubrebocas de manera natural, se vacunan sin cuestionamientos. Tienen tasas de vacunación muy altas; en Japón casi de 97, y en China de casi 90%, mientras que, por ejemplo, Estados Unidos está apenas en 76%”.
Para las etapas subsecuentes, el médico de profesión, con doctorado en Neurociencias y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, dijo que, una vez superada la pandemia, deberá permitirse el libre acceso a las vacunas, sin centralismos, y como ocurre con la influenza.
“Tiene que ser libre y obligatoria, como era antes; al inscribir a tus hijos, te pedían la cartilla de vacunación, porqué entonces ahora tanto aspaviento, porque hay un ambiente de jóvenes en redes sociales; cambió el mundo”.
Y, a diferencia de su juicio sobre el errado manejo del gobierno federal, dijo que en Puebla ha sido diferente, en la medida de sus posibilidades, y reconoció que aquí ha habido más seriedad para afrontar el tema, además que ha sido muy profesional y de buena gestión el trabajo del secretario de Salud, José Antonio Martínez García.
También miembro de la Academia Nacional de Medicina, Eguibar Cuenca señala al respecto que “esta pandemia nos debería obligar a repensar el modelo occidental sobre lo que implica el respeto irrestricto a las libertades.
Estoy a favor, soy demócrata liberal, pero debe haber un bien superior, que es el beneficio colectivo; eso no está en discusión, como está ahora”.
Al concluir, reconoció, por otro lado, el evidente retraso de una eventual vacuna mexicana contra la COVID-19, la llamada Patria, “además que el Conacyt se montó en una fábrica, la de Avimex, que ya de por sí hacía vacunas para enfermedades propias de las aves”.