Dulce Liz Moreno
Y ausente en México, el derecho al cuidado
Mamás agotadas, enfermas, con menos dinero o en total precariedad y 9.5 millones de mujeres violentadas por la pareja con que el confinamiento dejó bajo el mismo techo más horas, son evidencia de que sobre ellas recae el peso del cuidado al interior de los hogares, y las deja solas y desprotegidas frente a la pandemia de coronavirus en México.
Este panorama lo revela el libro Mamás en cuarentena. Historias de la pandemia, coordinado por Olimpia Velasco, periodista multimedia especializada en salud y Cynthia Rodríguez, corresponsal en Italia para noticiarios de México.
Ayer, al presentar el volumen que entrega 49 historias de mujeres que han padecido y superado, con sus hijos, desafíos de la pandemia, Nashieli Ramírez, quien preside la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, subrayó la falta de legislación, en el país, que permita el respeto al derecho al cuidado.
“La pandemia revela que el Estado mexicano no ve como tal este derecho, ni el sistema de cuidado que implica, por eso las mamás están desprotegidas y solas, asumiendo responsabilidades para dar techo, servicios, cuidado a todos los integrantes de la familia y ayudando con las clases en casa a los hijos y deteriorando su salud”, subrayó.
Velasco y Rodríguez, junto con Icela Lagunas, coautora también del libro disponible en Amazon desde ayer mismo, coincidieron: estas narraciones enfocan problemas agravados por falta de políticas públicas.
Todas las coautoras son madres por elección. Y contadoras de historias en texto o imágenes.
Algunas revelan pasajes autobiográficos por primera vez.
Agresiones online
Con las clases en línea obligadas por las medidas anticontagio de COVID-19, la violencia y el maltrato en la familia son vistos por estudiantes y maestros en tiempo real; y se sabe qué niños están solos y sin ayuda.
Y, por otro lado, la intimidad de casa se perdió, y los niños presencian escenas de familias ajenas que, a veces, no están preparados para procesar.
Los dos lados de la irrupción del video en tiempo real en las viviendas –que llegó en todo el mundo con el coronavirus– son punto de reflexión para las periodistas Icela Lagunas y Olimpia Velasco, coautoras y presentadoras del libro Mamás en cuarentena. Historias de la pandemia.
Las clases en las aulas digitales de Teams, Zoom y Flipgrip desnudaron a las familias. “Escolares y papás que acompañamos, hemos visto gritos, insultos, agresiones que ocurren en tiempo real”, inocultables.
Padres que gritan a los maestros, que regañan a sus hijos porque no toleran que fallen al responder, que amenazan en voz baja o castigan en forma visible se ven y escuchan por cámaras y micrófonos de computadoras, smartphones y tablets, hace ver Lagunas, mamá de dos escolares, en su historia de pandemia.
También, la jornada escolar en vivo frente a cámara reveló la situación de los niños que transitan solos: se las ingenian para reconectarse, llevar el ritmo de las lecciones, entregar sus tareas sin ayuda de adultos.
Los que son responsables de sí mismos porque no hay modo de que alguien los acompañe. La irrupción de las cámaras arrebató la privacidad, advierte Velasco. Y ahí están las escenas de la gestión, eficaz o no, de frustraciones de hijos, multiatención de mamás que trabajan en modalidad de home office.
Y también se mete el ruido de la licuadora, las mascotas, los pregones a todo volumen extramuros y las reparaciones.
Icela Lagunas enfatiza una revelación más: la brecha tecnológica, la impericia de maestros que por edad, desinterés o imposibilidad, nunca antes habían lidiado con herramienta digital.
En su historia personal, hace un reconocimiento a los docentes que, contra todo, se esfuerzan por sacar adelante la tarea.
Unos villanos muy malvados
“Cuando me cuentas tu fórmula para acabar con el coronavirus, me sorprendes. Te explico que este bicho está reproduciéndose en todo el mundo y que no podemos alcanzarlo…
“Veo tu carita de desilusión que pronto cambia por la de frente arrugada, ojos chiquitos, y tono de explosión: ¡Este virus es muy malvado! Y sí, sin duda, tienes razón. Su salto hacia todos lados y sus efectos lo hacen el más horroroso de todos los villanos que conoces.
Pero, ¿sabes?, a mí me trajo un regalo. Este tiempo obligado de estar confinadas para evitar contagiarnos me permite estar más cerca de ti. Veo cómo creces detrás de la frente y comprendes conceptos completos y no sólo los nombres de las cosas.
Aprendo qué te gusta y por qué, de dónde vienen tus muecas.
“¡Qué ironía!, tú que extrañas tanto salir y sientes que el encierro te daña y a mí me hace tanto bien estar contigo sin tener que arrancar la carrera a algún lado separada de tus aventuras.
“Mentiría si dijera que todos los días han sido buenísimos, que todas las horas son especiales. Por algo la inercia no es una fuerza sino la incapacidad de oponerse a una dinámica impuesta desde fuera, necesaria incluso. A esa Señora Inercia también la pondría en tu lista de malvados porque cuando se pone de aliada con El Día a Día me arrebata muchas horas de ti”.
—Miriam Gómez, diseñadora
«Tal vez quieren oír que mi hijo es un angelito; pero no me gusta hablar de la discapacidad como si fuera un tabú»
Delia Angélica Ortiz / Periodista de divulgación científica
Con estrategia especial, salvan a embarazadas
El Instituto Nacional de Perinatología (Inper) diseñó un plan con su equipo médico de alto nivel, aplicó pruebas de diagnóstico del virus SARS-CoV-2 a todas sus pacientes, puso en marcha un protocolo especial y salvó la vida a las mujeres infectadas atendidas.
Esa revelación hace el libro Mamás en cuarentena. Historias de la pandemia, al hacer un recuento del panorama que aflige a las mujeres con hijos en México frente al coronavirus.
Durante el lanzamiento realizado ayer, el volumen que reúne medio centenar de historias de mujeres que han resistido la pandemia junto a sus hijos salió a la venta en Amazon.
En la introducción, el libro de historias compiladas por las periodistas Olimpia Velasco y Cynthia Rodríguez narra el caso de éxito de la institución.
Con sede en la Ciudad de México, el instituto se especializa en la atención de mujeres embarazadas y sus hijos en gestación y recién nacidos.
Bajo la dirección general de Jorge Arturo Cardona Pérez, el personal médico y de investigación del (Inper) vislumbró, desde los últimos días de enero, la evolución del coronavirus, que para entonces apenas se colaba en las noticias del mundo médico.
“Se integró un equipo que consiguió los elementos suficientes para hacer prueba de laboratorio a todas las mujeres embarazadas que llegaron por urgencias o a consultas programadas.
“Descubrieron con alarma que nueve de cada 10 de las que estaban contagiadas de SARSCoV-2 no presentaban ningún síntoma; por tanto, no se protegían y hasta antes de ser diagnosticadas eran foco de contagio. Uno de cada cuatro bebés de mamás infectadas nació con COVID-19”.
Los científicos del instituto trabajan en el indicio de que el coronavirus hace que las mujeres en gestación sean más proclives a padecer preeclampsia –presión alta y daño en hígado y riñón– y subrayan la recomendación de cuidado a la nutrición.
Tamizar a todas las pacientes que llegaron al Inper en pandemia y hacerles la prueba permitió detectar al 30% de infectadas y salvarles la vida a todas, asienta el libro.
No es por hacer spoiler, pero…
Cynthia Rodríguez, corresponsal de noticias para México, co-coordinadora y coautora del libro, vive la pandemia desde el epicentro del contagio en Europa: Italia.
Lo tiene clarísimo, igual que miles de madres de familia en aquel país: la fecha que les cambió la vida fue el 21 de febrero.
Ese día cerraron las escuelas.
La cifra permite ver la magnitud del hecho: 35 de cada 100 mujeres con hijos, desde bebés y hasta adolescentes de 14 años, tuvieron que renunciar a su trabajo para hacerse cargo de ellos.
Sin guarderías ni aulas de clase, las mujeres se encerraron con sus hijos con el bombardeo de noticias de que el vecino, el amigo querido y el pariente se iban al hospital y no regresaban.
El confinamiento, rígido y severo. El contagio, veloz y fulminante en cosa de días.
En Milán, donde Rodríguez se encuentra, el cierre de puertas reveló el aislamiento de los inmigrantes. Porque aquella ciudad recibe miles de trabajadores cuyas familias se encuentran en otras regiones del país.
No hay abuelos, tíos o primos a quien encomendar hijos.
“Ya se han reabierto las escuelas, pero vivimos con incertidumbre de cuándo ocurrirá el siguiente cierre porque aquí el virus rebrotó y con fuerza; no quiero hacer spoiler, pero eso ocurre aquí, que empezamos todo un mes antes que en México”, indica la periodista.
«Nos mueve el amor y la convicción de que el bienestar de uno es el de los demás»
María Elena Matadamas / Periodista especializada en Arte y Cultura