Mariana Flores
María fue arrebatada de sus hijos por la COVID-19.
Hilda López Romero, su hermana, asegura que esa muerte dejó un vacío emocional en su familia y puso de manifiesto la devastadora realidad de la pandemia.
“María era una persona increíble: una madre amorosa, una hermana cariñosa y una profesional comprometida. Siempre se destacó por su valentía y dedicación, especialmente en su labor como enfermera. Era alguien que irradiaba energía positiva y siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás”.
Residía en la ciudad de Puebla junto con sus dos hijos de nueve y 14 años de edad. Sus seres queridos la recuerdan dedicada a su trabajo y llena de energía y amor por su familia.
Trabajaba en un hospital local de Tlaxcalancingo, en la primera línea de batalla contra el coronavirus, atendiendo a los pacientes infectados.
“Creo que el hecho de estar expuesta constantemente al virus en su trabajo fue una carga emocional y física considerable para María. Tomaba todas las precauciones, pero lamentablemente contrajo la enfermedad. Su lucha fue valiente, pero el virus es implacable. Su labor en el hospital la puso en una posición de riesgo, pero ella siempre priorizó la atención y el cuidado de los pacientes”, narró Hilda.
Por cuatro semanas, María luchó contra la enfermedad; fue necesario hospitalizarla. No pudo superar las complicaciones y falleció en el mismo hospital donde trabajaba, en mayo del 2021. Tenía 36 años de edad.
Familia y amigos aún atraviesan tristeza y duelo. Sus hijos están ahora al cuidado de sus abuelos.
“Ha sido devastador para todos nosotros. No solo éramos hermanas, éramos mejores amigas. Ver a sus hijos, mis sobrinos, sin su madre, es desgarrador. Nos apoyamos como familia, pero la pérdida es difícil de superar. Tratamos de recordarla con amor y honrar su memoria”, concluyó Hilda.