Jesús Peña / Diana López Silva
El nuevo aumento al precio del cigarro, junto con la prohibición de ley para su exhibición, podrían provocar un aumento en la comercialización de producto ilegal, ya sea robado o pirata, y generar corrupción contra dueños de tienditas.
En ello coinciden un abarrotero de la capital poblana con décadas de experiencia en el ramo, cámaras empresariales y los datos aportados por autoridades e investigadores que demuestran que el consumo no se reduce haciendo más caro el producto.
Voz de la Experiencia
El pasado 12 de enero, en un comunicado, organismos empresariales señalaron que el impacto directo será para las más de 600 mil tienditas registradas por el Inegi en el país, pues la venta de cigarros equivale a 15% de sus ingresos.
Además, vaticinan que la prohibición de exhibir cigarros dejará a productos de tabaco legales en igualdad de circunstancias que los ilegales, los cuales representan 20% del consumo nacional.
El comunicado fue firmado por la Cámara Nacional de la Industria de Transformación, Cámara de Comercio, Confederación Patronal de la República Mexicana, Confederación de Cámaras Industriales, Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados, Consejo Coordinador Empresarial, Asociación Nacional de Tiendas De Autoservicio Y Departamentales y Consejo Nacional de la Industria Tabacalera.
Ante ello, Crónica Puebla consultó a un minorista experto en los productos de tabaco en expendio directo a clientes.
—¿Qué tanto se comercializa el cigarro ilegal en tiendas?
—Pues ahora ya es menos, pero sí se da. El llamado pirata no lo he comprado, pero sí me ha tocado que en los mismos paquetes que nos venden los distribuidores hay cajetillas, porque eventualmente fumas un cigarro y sí sientes el efecto: duele la cabeza y no sabe igual.
El otro es el cigarro que te venden en las calles del Centro Histórico, que entra ilegalmente a México. Ese no lo vendemos en la tienda, pero cualquiera puede ir y comprarlo a los ambulantes, es mucho más barato, hay cajas de 20 cigarros por 20 pesos. ¿Qué tengan? No lo sé, pero mucha gente los está consumiendo más por el aumento de precio.
Y el problema es ese, que los fumadores no dejan de consumir; esta estrategia del gobierno federal sólo los está orillando a buscar lo más económico, sin darse cuenta el riesgo que eso lleva.
Lo más común, para quienes tenemos una tienda, es que te ofrezcan el cigarro pirata o el robado; ambos casos te los dan más económico, casi por mitad del distribuidor oficial.
Ves que llega alguien con una mochila y te dice “jefe, traigo cajas de cigarro”, pero se trata de mercancía robada en un asalto a tiendas de autoservicio o en asalto a los distribuidores. Hace años se supo que el gerente regional de una empresa de cigarros tenía a su propia banda de ladrones para autorroboarse el producto y después distribuirlo. Es que el cigarro es un gran negocio.
—¿Cuánto deja la venta de cigarros?
—Pues por cada mil pesos de venta, 150 son de cigarros, incluso un poco más; otros 150 son de alcohol y 700 ya son de abarrotes. Ahora, el margen de ganancia por cajetilla es poco, es como de 8%, es decir, a mí me sale como en 69 pesos para darla en 75. La cajetilla más económica es la del Link, que está en 30 pesos.
Lo que realmente deja es la venta por unidad, porque lo vendes en seis pesos, que por 20 piezas se vuelven 120 pesos, entonces una cajetilla te deja 51 pesos.
Pero también las nuevas restricciones hacen que no sea tan fácil comercializarlos sueltos. Se los vendes a quien conoces, ya no a cualquiera, porque otro negocio ilegal es el de los inspectores que vienen a checar eso, porque no sólo es la multa, también es cierre y, por ejemplo, si te encuentran alcohol ilegal o que lo vendas cuando hay prohibición, te amenazan hasta con quitarte la licencia.
Entonces, por tener cigarros o alcohol ilegal te piden moches que van de los 20 mil a los 40 mil pesos.
—¿Cree que esta nueva estrategia va a funcionar?
—No, subiendo el precio la gente no va a dejar de fumar.
Ahora, si el dinero que recaudan con el impuesto especial sirve para crear hospitales, abastecer de medicinas y financiar investigaciones, estaría de acuerdo… pero no es así, todos sabemos cómo está el sistema de salud, que no funciona y menos ahora que viene año electoral, que todo se desvía a campañas.
Muchos clientes que venían por las noches a comprar su cajetilla del día ya no vienen, cuando pasan por el Centro Histórico allí compran de las ilegales.
Si eso ocurre ante los ojos de las autoridades… ¿cómo va a funcionar esto?
Piratas, más dañinos
Durante el sexenio del priísta Enrique Peña Nieto, que culminó en diciembre de 2018, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) reportó la destrucción de más de 400 millones de cigarros ilícitos, que representaron una evasión fiscal de más de 800 millones de pesos.
El más reciente boletín que publicó la Secretaría de Salud, a través de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), fechado el 20 de septiembre de 2015, señalaba que en el país había 243 marcas de cigarros considerados como ilegales.
El documento señala que “constituyen un riesgo a la salud de la población, ya que puede tratarse de producto falsificado, adulterado o incluso elaborado con ingredientes desconocidos, lo que incrementa la posibilidad de contener compuestos químicos potencialmente tóxicos y distintos a la planta del tabaco”.
Uno de los riesgos más importante es que, por su bajo costo, los cigarros ilegales se vuelven más disponibles para niños y adolescentes.
Sólo para entender el crecimiento de este problema, en 2010 –durante el gobierno del panista Felipe Calderón– Cofepris señaló que se habían asegurado 40 mil unidades de cigarros ilegales en ese año, cuando el gobierno de Peña Nieto confiscó más de 400 millones.
El Consumo
Conforme a la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco, en México 16 millones de personas fuman y el consumo promedio es de 7.4 cigarros al día (en mujeres es de 6.4 y en hombres es de 7.7); con ello puede hacerse una estimación del gasto.
Esto quiere decir que, en promedio, cada tres días una persona compra una cajetilla de 20 cigarros. Si es de las marcas más caras, implica 10 cajetillas al mes y por lo tanto un gasto de 750 pesos; si se tratara del tabaco ilegal serían 200 pesos.
El Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, con el respaldo del Consejo Nacional en Ciencia y Tecnología, presentó en 2021 el reporte “Los impactos macroeconómicos de los impuestos al tabaco”; evidencia que el consumo no se ha detenido.
En 2010, en casi dos millones de hogares en México se consumía tabaco con un promedio de 192 cigarros al mes. Para 2012 aumentaron a 2.3 millones de casas y con 225 cigarros por mes, mientras que en 2014 y 2016 estos números bajaron a 1.8 millones de hogares y 195 cigarros mensuales.
Para 2018 (último año que cita el reporte) eran 1.8 millones de casas pero se incrementó el consumo a 204 cigarros al mes.
En otra comparación, se establece que en 2015 México exportó casi 172 toneladas de tabaco e importó 3.9 toneladas, para 2019 las ventas al extranjero subieron a 185.5 toneladas y la compra fue de casi 11.
En 2000, la cajetilla de cigarros de 20 unidades pasó de 14 a 15 pesos, en 2006 se pasó 20 a 21; para 2012 el aumento fue de 38 a 40 pesos.
Tras el inicio del actual gobierno federal, el precio llegó a 50 pesos; para 2020 pasó de 57 a 63 pesos, en enero de 2022 se ajustó a 66 pesos y para este año alcanza los 75 pesos.
Todo ello revela que aumentar el costo de los cigarros no ha inhibido el consumo y, por lo tanto no se han disminuido los riesgos para la salud pública.
En México, el de pulmón es la segunda causa de muerte por cáncer en hombres y la cuarta en mujeres.
Aproximadamente 77% de los cánceres pulmonares están ligados a fumadores y cifras de la Comisión Nacional Contra las Adicciones revelan que el consumo en adolescentes y adultos jóvenes, muy especialmente en mujeres, va en aumento.
Persecución del delito, rezagada
La Fiscalía General de la República (FGR) tiene sólo cinco carpetas de investigación por introducir, exportar, almacenar, transportar, vender y distribuir tabaco ilegal en México, cifra que es ínfimamente desproporcionada en comparación con el crecimiento de esta actividad.
Los datos, revelados por Forbes México, señalan que en 2018, con la llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder, fueron interpuestas un par de denuncias por la comercialización de tabaco pirata.
La FGR señala que en 2019 comenzó con la investigación de un caso donde vendían tabaco ilegal y de enero a septiembre de 2020 fueron otro par de indagatorias en contra de bandas que introducen cigarrillos pirata.
El Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) revela que más de 8.8% del consumo total de cigarros en la República Mexicana son de origen pirata, de mala calidad y no cumplen con los registros sanitarios de la Cofepris, aunque las cámaras empresariales estiman que es 20%.
Los productos provienen principalmente de Indonesia, China, Alemania, Vietnam, Suiza y Emiratos Árabes, señala el INSP en el estudio El consumo de cigarros ilícitos en México, publicado en 2019.
El Servicio de Administración Tributaria (SAT) hizo 596 aseguramientos de cigarrillos (809 mil 160 piezas) en las 49 aduanas del país, de enero a septiembre 2020. Para diciembre de ese año, el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) aseguró y destruyó más de 9 millones de cigarros pirata en Ensenada, Baja California.
El 30 de octubre de 2018, un mes antes de la toma de protesta de López Obrador, la diputada federal Martha Tagle, de Movimiento Ciudadano, propuso solicitar a la entonces Procuraduría General de la República y a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público que investiguen a las empresas que comercializan cigarros pirata por presuntas operaciones con recursos de procedencia ilícita, así como posible evasión y elusión fiscal. El 28 de enero de 2019 su propuesta fue desechada.
Amparos, opción
El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) se pronunciaron contra la nueva legislación que suprime los espacios públicos para fumadores.
Sus representantes dijeron apoyar la protección a la salud y las políticas públicas de prevención del consumo del tabaco.
Pero Ignacio Alarcón Rodríguez Pacheco, presidente del CCE Puebla indicó que la prohibición total de consumir tabaco en sitios públicos disminuye las ganancias de comercios y pequeños negocios.
Indicó además que la autoridad no ha suprimido el comercio informal.
Carlos Azomoza Alacio, presidente de la Canirac Puebla, indicó que la prohibición nueva inhibe a los clientes de sus representados para acudir a restaurantes y cafeterías. Esto es, 18 mil sitios.
A nivel nacional, dijo 180 mil restauranteros tienen previsto la tramitación de un aparo, por tener habilitadas áreas para fumadores que indicó la ley anterior.
Enfermedad garantizada por fumar
El daño, incluso mortal, que el cigarro genera en el cuerpo humano lo precisa un reporte elaborado por el Instituto Nacional de Salud Pública en colaboración con la Universidad John Hopkins de Estados Unidos.
Advierte que el tabaco procesado contiene más de 4 mil productos químicos, al menos 250 causan enfermedades y más de 50 son cancerígenos.
Padecimientos de tipo respiratorio y cardiovascular pueden ser consecuencia del acto de fumar y de la exposición al humo del tabaco, que contiene químicos como benceno, níquel, arsénico, cianuro de hidrógeno, alquitrán, monóxido y bióxido de carbono, y propano o amoniaco.
Un cigarro de proceso legal contiene entre 7 y 20 mg de alquitrán (sustancia negruzca que se deposita en bronquios y pulmones, principal elemento cancerígeno) y produce 80 cm3 de monóxido de carbono (que reduce 10% la capacidad de transporte del oxígeno en sangre).
Pese a que se desconoce oficialmente de qué están hechos los cigarros ilegales, se cree que, al no pasar por controles de calidad pueden tener más sustancias tóxicas. Algunos son elaborados con tabaco mezclado con hoja de haba.
Estudios realizados por la industria tabacalera en diferentes marcas de cigarros pirata, han encontrado materiales como restos de alfombra, residuos de tejido humano, madera, paja y heces fecales animales y humanas, lo cual representa contaminación directa a la sangre.
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