Una lluvia de arena cubrió ayer la ciudad, dándole un aspecto triste mientras el viento frío parecía anunciar un aguacero, que al final no sucedió.
Sin embargo, la gente salió a las calles para hacer sus compras. Los centros comerciales como Plaza Dorada mantuvo las reglas de sana distancia y permitir acceso sólo a 20 por ciento de su capacidad, además del uso obligatorio del cubrebocas y aplicación de gel antibacterial.
Por otra parte, en el Centro Histórico, en clara actitud desafiante los vendedores ambulantes y semifijos volvieron a apoderarse de las calles, sin importarles el decreto del gobierno estatal que prohíbe sus actividades.
Mientras la actividad económica espera recuperarse de forma gradual –conforme a los lineamientos de las autoridades–, será la corresponsabilidad social la que controle los contagios.