Mariana Flores
“Leo, esta foto es para que no me olvides. Te quiero mucho y muy pronto vamos a estar juntos. Que Dios te bendiga”, se lee detrás de una fotografía. Al frente una mujer de 21 años de edad.
Es Beatriz Almonte Poles, quien salió de su natal San Diego Cuachayotla hace 11 años, dejando a su familia para perseguir el sueño americano. En México quedó un hijo por el que mandaría a traer dos años después.
Aquel 2009, fue la última vez que don Frumencio Almonte pudo abrazar y besar a su hija.
En 2010 la promesa se cumplió y el niño de apenas 7 años de edad pudo llegar “de mojado” a Arizona, donde lo esperaba su madre. Ambos encontraron el calor de una familia cuando un año después se casó y del matrimonio nacieron dos hijos.
Nacidos en Estados Unidos, a la edad de 5 y 6 años les urgió la necesidad de conocer a su abuelo. Acompañados de un conocido de la madre, viajaron a San Diego Cuachayotla, junta auxiliar de San Pedro Cholula para la fiesta del santo patrón de la comunidad en noviembre del 2019. Este ha sido el ritual tres años seguidos.
Don Frumencio comentó, que a través de sus nietos puede abrazar y sentir la presencia de su hija, a quien no ve desde hace 11 años.
Pero la pandemia no permitió que hubiera un cuarto reencuentro. Los niños, ahora de 8 y 9 años, se quedaron en casa sin poder volar para abrazar al abuelo.
“Estoy orgulloso de mi hija, me siento orgulloso. No puedo ver a los niños por cómo está la cosa. (…) Pues imagínense como me siento, como todos los padres. Yo siento que cuando abrazo a mis niños es como abrazar a mija, pero esto del coronavirus nomás vino a quitar todo. A lo mejor cuando ella pueda venir yo ya ni voy a estar”, dijo el hombre, antes de interrumpirse con un sollozo.
Sentado en una mecedora, al interior de un patio de terracería, en medio de cientos de tabiques recién armados, don Frumencio Almonte sostuvo la fotografía de su hija, donde 11 años atrás redactó una despedida para Leo, su hijo. Ahí espera, confinado.
18 DE DICIEMBRE, DÍA DEL MIGRANTE
Debido al cierre de la frontera entre México y Estados Unidos, miles de mexicanos no podrán retornar a sus regiones de origen para pasar las fiestas decembrinas con los familiares mexicanos. La mayoría son hijos de migrantes mexicanos que nacieron en Estados Unidos, y consiguieron la condición legal para salir y entrar al país.
De acuerdo con la organización Pies Secos, se estima que son alrededor de 50 mil poblanos en esta condición.
Las medidas de restricción se implementaron desde el pasado 21 de marzo y se estimó el cierre de la frontera terrestre entre ambos países, hasta el 21 de diciembre de 2020.
“LO ÚNICO QUE RECIBIMOS SON CENIZAS”
El presidente de la junta auxiliar de San Diego Cuachayotla, Martín Aca Juárez, informó que hasta el momento, no cuenta con registro de familiares retornados de Estados Unidos, dijo que los únicos seres queridos que retornaron fueron en urnas, cenizas de fallecidos por COVID-19.
El titular de la Secretaría de Gobernación del estado (Segob) David Méndez, reveló en conferencia de prensa que al corte de este miércoles, se registran 512 muertes de paisanos por coronavirus. En total, se han repatriado 105 restos de conciudadanos.