El río y sus afluentes se encuentran contaminados principalmente por materia orgánica, sólidos suspendidos, nutrientes, tóxicos orgánicos, bacterias y color
Claudia Espinoza
La construcción, ampliación o modificación de las plantas de tratamiento de aguas residuales de las empresas, entidades o personas que arrojan sus desechos al río Atoyac es la principal medida que dictaminó la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en su estudio más reciente para determinar la calidad de agua en la zona.
En el documento Diagnóstico de la calidad del agua del río Atoyac, elaborado en 2020, tras la toma de muestras y recorridos por su cauce, el organismo determinó que el río y sus afluentes se encuentran contaminados, principalmente por materia orgánica, sólidos suspendidos, nutrientes, tóxicos orgánicos, bacterias y color.
Esta situación genera, explica, que no se hayan alcanzado las metas de calidad del agua establecidas en la Declaratoria de Clasificación de los ríos Atoyac y Xochiac o Hueyapan, y sus afluentes, publicada en 2011, en el Diario Oficial de la Federación.
“Para hacerlo es necesario establecer Condiciones Particulares de Descarga a todos los usuarios que descargan sus aguas residuales al río Atoyac y a sus afluentes, quienes deberán construir, ampliar o modificar sus plantas de tratamiento, para cumplirlas”, señala.
En el caso de la materia orgánica y contaminación microbiológica, el 70% del Atoyac la contiene, además de los ríos San Ignacio, Rabanillo y Zahupan, los arroyos Zanja Real y Metlapanapa; y fuertemente contaminados los ríos Chiquito, Cotzala, Xochiac, Xoapanac, Tlapalac y San Francisco; los arroyos Prieto, Zapotero y Atenco y las Barrancas Honda y Atlapitz.
El río Atoyac presenta contaminación por nutrientes en todo su cauce, así como en los ríos Chiquito, Cotzala, San Ignacio, Tlapalac, Xochiac, Xopanac, Zahuapan, Rabanillo y San Francisco; los arroyos Capuente, Zanja Real, Prieto, Metlapanapa, Zapatero y Atenco y las barrancas Atlapitz y Honda.
En ese sentido, la organización Dale la Cara al Atoyac dio a conocer que hasta el año pasado se mantenía un conteo de por lo menos 300 empresas instaladas en Puebla y Tlaxcala –sin definir cuántas en cada entidad– que enviaban sus descargas de residuos sin las condiciones necesarias para no contaminar.
Los activistas indicaron que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) advirtió en 2018 que mil empresas que operan a lo largo del río no cuentan con plantas tratadoras u operan en condiciones deficientes.
Los principales sectores económicos que contaminan al Atoyac son el químico y petroquímico, el textil, el automotriz y autopartes, así como granjas, conjuntos residenciales e inclusive comercios pequeños, como lavanderías.
De acuerdo con sus estudios, la contaminación comenzó en 1960, con la instalación de las industrias petroquímica y de papel. Dos décadas más tarde, con la llegada de la industria textil y metalúrgica en los alrededores del afluente; y en 1990, cuando abrió la planta de producción de acrilonitrilo con incinerador de catalizadores, que emitía gas cloro y azufre.
Conagua señala que se encuentra contaminado por detergentes (SAAM) casi 60% del Atoyac, así como los ríos Atotonilco, Chiquito, Cotzala, San Ignacio, Tlapalac, Xochiac, Xopanac, Zahuapan, Rabanillo y San Francisco, los arroyos Capuente, Zanja Real, Prieto, Metlapanapa, Zapatero y Atenco, y las barrancas Atlapitz y Honda.
Si bien la presa Manuel Ávila Camacho no está incluida en la Declaratoria, se consideró en este análisis, ya que es el cuerpo receptor de las aguas del río Atoyac, encontrándose que está contaminada con nutrientes, nitrógeno amoniacal, color y coliformes fecales, principalmente.
El pasado 2 de agosto, el gobierno federal y los de Puebla y Tlaxcala firmaron un acuerdo para recuperar este río, que incluye, entre otros compromisos: la construcción de colectores para aguas negras, la constante revisión de empresas y la clausura de fuentes contaminantes.