Mariana Flores
Tres personas con trajes de protección recorrieron las calles de colonias del sur de la capital poblana, vivenda por vivienda, y pedían algo inusual a cambio de desinfectar las casas: cooperación voluntaria y la credencial de elector.
Le pasó a María: cuando salió a tirar la basura, la abordaron tres mujeres, dos de ellas protegidas de pies a cabeza y otra, con vestimenta normal, le aseguró que el desinfectante no dañaba a mascotas ni a las personas, por sólo una cuota voluntaria.
Y María las dejó entrar, le preguntaron por dónde podían empezar y les indicó que en el segundo piso.
Las dos con el traje subieron y, al intentar seguirlas, la tercera mujer atajó a María para preguntarle su nombre, teléfono y la clave de elector, que se encuentra en la credencial expedida por el INE.
“Ahí me puse en alerta, porque pensé las dos mujeres están allá arriba y yo estoy acá… sólo está la recámara y el vestidor, pero me generó desconfianza que arriba hubiera dos y la otra me estuviera pidiendo datos aquí abajo”, relató.
Para cerciorarse de lo que hacían las personas que subieron, dejó su credencial a la mujer que la cuestionaba; esta copió los datos en una hoja.
Las otras dos mujeres bajaron y María subió de inmediato a las recámaras, alarmada, pero no vio nada inusual, bajó y les dio 50 pesos.
Ellas le entregaron una hoja en donde establecían que habían aplicado un desinfectante de marca AgroClean –cuya sede matriz está en Chile– y una hoja membretada de “Logística DHI”, una empresa cuyo nombre no aparece en páginas wbe, ni como búsqueda en Google ni en redes sociales.
La mesa directiva del fraccionamiento de María se deslindó del servicio que prestaba la supuesta empresa y los colonos desconfían del uso de sus datos.