Expertos de Cruz Roja Mexicana en puebla detallan las vivencias que han tenido en rescate de personas afectadas por derrumbes en terremotos
Víctor Hugo Juárez
“Aún hay gente que piensa que no va a pasarle nada”: Ramírez Mauleón
México y Puebla ya vivieron tragedias por sismos en cuatro décadas y, sin embargo, las familias aún no consolidan una cultura de prevención y protección civil.
Ello, porque no dimensionan que la vida puede cambiar en segundos.
Así lo refiere Mario Alberto Ramírez Mauleón, coordinador estatal de Socorros de Cruz Roja Mexicana en Puebla.
Tiene 38 años de experiencia en la institución y ha hecho rescates tras los sismos de 1985, 1999 y 2017.
“Todavía hay gente que piensa que no le va a pasar nada en un sismo. Cuando ocurre, está tan poco preparada que ni siquiera tiene un punto de encuentro acordado con su familia”.
Hay víctimas que pudieron haberse salvado siguiendo instrucciones básicas.
No obstante, reconoce que del 85 a la fecha sí hay avance en los protocolos de prevención, con los simulacros que se realizan cada año y educación de protección civil, pero falta mucho para alcanzar la disciplina que tienen países como Japón.
Mario Alberto recuerda el sismo de 1985 como si fuera ayer. Salvó decenas de vidas en la Ciudad de México. Y también le tocó rescatar sólo restos.
Tal fue el caso de un varón de 36 años que se quedó atrapado al interior de su departamento en la Ciudad de México. Cuando la brigada de Mario Alberto comenzó a trabajar, el hombre llevaba 16 horas bajo escombros. Tras horas que parecieron larguísimas, lo sacaron por un agujero de 90 centímetros.
Lo más difícil ya estaba hecho: la liberación. Recibió primeros auxilios y fue llevado en ambulancia al hospital.
Un paro cardiorrespiratorio le sobrevino y murió.
“Fue muy frustrante. Había quedado en medio de obstáculos en un pasillo entre las recámaras y el baño. Entrábamos a gatas por un agujero que hicimos para llegar a él. Un trabajo muy complicado”.
Ramírez Mauleón recomienda no confiar en las nuevas edificaciones. Ninguna es garantía de seguridad en un terremoto, según sus vivencias.
“Conocí gente en el 17, aquí en Puebla, con casas nuevas en diferentes fraccionamientos; algunas que tenían medio año de entregadas quedaron totalmente dañadas”.
“Nunca subestimes un simulacro”: Lizbeth Rendón
Lizbeth Rendón, técnica en Urgencias de la Cruz Roja desde hace siete años, sabe que lo que ocurra en un simulacro puede salvar a alguien en un terremoto real.
Le tocó, en 2017, pasar de la ficción a la realidad en unas horas.
Entrevistada, narró que hace seis años, 19 de septiembre, fue parte de los rescatistas que coordinaron el simulacro conmemorativo en un hospital privado al sur de Puebla capital.
Su papel: practicar atención a un paciente de 30 años con traumatismo craneoencefálico severo.
El ejercicio terminó y, mientras los jefes realizaban la evaluación de acciones, el verdadero sismo azotó medio país, a las 13:14 horas.
El vidrio de una de las puertas del hospital reventó y la gente entró en pánico.
Los rescatistas organizaron a la gente y la tuvieron en lugar seguro mientras los llamados de auxilio se repetían desde otros puntos.
En la 7 Norte, entre 6 y 8 Poniente, Liz tuvo que atender una mujer, de la misma edad y con la misma herida de su ejercicio: traumatismo craneoencefálico.
“Mi paciente de ficción me preparó para ver por mi paciente real”.
Como en todas las emergencias, las cosas pasaron rápido: fue responsable de coordinar un grupo para atender llamados. Tenía 21 años.
“Mi compañera tenía dos hijas y seguía trabajando en los rescates; yo tenía la adrenalina y el susto de la primera vez de atender una urgencia real en sismo, pero no podía dejar el grupo; si ella no se iba a ver a sus hijas, yo pensaba: no puedo irme de aquí”.
No sabe de dónde le salió energía y lucidez.
Y durante un año, Liz no liberó llanto ni la presión de aquel día.
Hasta que miró un video de mexicanos cantando el Himno Nacional mientras se hacía un rescate en la Ciudad de México, el llanto le brotó. Y a su alma le regresó la serenidad.
“No cualquier perro puede ser rescatista”: Édgar Téllez
Frida es la can rescatista más famosa de México, por su intervención en 2017. El próximo 15 de noviembre cumple un año de fallecida. Pero hay muchos otros en acción.
Jack trabaja en la Cruz Roja Mexicana en Puebla, integra el Binomio K9 junto a su coach Edgar Téllez.
Pastor alemán de un año de edad, lleva más de seis meses de entrenamiento junto a otro perro rescatista del sismo de 2017 y que laboró tras los terremotos de Turquía de febrero pasado: Rex.
Por su edad, Jack trabaja la socialización con las personas y ejercicios básicos que le permitirán estar listo para los siguientes niveles.
Edgar Téllez explica que el entrenamiento a un perro rescatista comienza como si fuera un juego para ellos, en el que aprenden habilidades esenciales.
“Llegan a las personas por medio del olfato. A veces nos lleva un año y hasta tres para entrenarlos con esta capacidad de encontrar a la gente”.
Esto inicia con la selección del cachorro: olfato y tamaño son fundamentales.
“En el área de desastre, cuando encuentran un cuerpo se sitúan para marcar el sitio y ladran hasta que el manejador llega para dar los primeros auxilios”.
Cruz Roja Mexicana tiene cuatro perros rescatistas activos: Rex, Jack, Canela y Benito; Juli es una quinta integrante que regresó de Turquía y comenzó su jubilación.