Diana López Silva
Puebla podría ser el primero de los estados de la República Mexicana en castigar a violadores con la castración química, una medida avalada por los ciudadanos, pero tomada con cautela por parte de especialistas.
Países como Francia, Estados Unidos, Polonia, Rusia, Moldavia, Estonia, Corea del Sur, Reino Unido, Australia, España y Argentina ya cuentan con un tratamiento farmacológico para controlar a personas sentenciadas por su responsabilidad en el delito de violación sexual.
En México no es el primer intento de incluir esta medida en las leyes, ya que se ha hecho la propuesta en los congresos de Ciudad de México y del Estado de México, aunque sin avances en la legislación.
En Puebla fue la diputada de la bancada del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), María del Carmen Saavedra Fernández, quien propuso la iniciativa de decreto por la que se reformarían el párrafo primero del artículo 267, el 268 y el último párrafo del 272 del Código Penal del Estado para tener sanciones más severas contra quien cometa del delito de violación e incluir un tratamiento farmacológico de inhibición sexual.
La iniciativa busca establecer en la Ley “un tratamiento farmacológico de inhibición sexual” de manera vitalicia, a quien, por medio de la violencia física o moral, tuviere cópula con una persona. Esta misma sanción se propone cuando la violación o su equiparable sea cometida con intervención de dos o más individuos.
Al resaltar que Puebla es el sexto estado con mayor número de violaciones en México, al sumar de enero a octubre del año pasado 630 presuntos delitos, así como una incidencia de 9.5 por cada cien mil mujeres en nuestra entidad, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la diputada calificó a la violación como uno de los delitos sexuales más crueles que debe ser castigado con severidad.
“Se le aplicará un tratamiento farmacológico de inhibición sexual, que consiste en un tratamiento hormonal consistente en una inyección mensual que disminuye la producción de testosterona (…) de esa manera se reduce el deseo sexual, la persona se vuelve más dócil y sumisa, complementado con un tratamiento psicológico”, dijo.
Agregó que, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, en México 19.2 millones de mujeres fueron sometidas, en algún momento de su vida, a algún tipo de intimidación, hostigamiento, acoso o abuso sexual; además, la Unicef reportó en su último informe que 711 mil 226 mujeres fueron víctimas de delitos sexuales en México, de las cuales 40 mil 303 sufrieron violación sexual y 682 mil 342 mujeres fueron víctimas de hostigamiento, manoseo, exhibicionismo o intento de violación.
¿PUEBLA ESTÁ LISTO PARA SU APLICACIÓN?
El coordinador de la Maestría en Derechos Humanos de la Universidad Iberoamericana, Puebla, señaló que no se trata propiamente de una castración, ya que no se extirpan los testículos de la persona, sino que se trata de un tratamiento para la inhibición del libido a través de sustancias químicas que hacen que la persona pierda todo interés sexual.
En este sentido, llamó a analizar a profundidad la propuesta en el Congreso de Puebla, porque señala que el tratamiento es permanente.
Explicó que, en los países donde ya se da la castración química se lleva a cabo de manera voluntaria para reducir la sentencia.
Comentó que es interesante la propuesta; sin embargo, para que tenga éxito debe garantizar el acompañamiento de especialistas como un médico, un psiquiatra y un psicólogo, esto implica cuestiones técnicas-médicas, recursos públicos para el abasto de los medicamentos del tratamiento y personal médico; además de jueces y custodios que vigilen el cumplimiento del tratamiento.
“En Puebla debe haber un seguimiento de este tipo, la pregunta es ¿tenemos la capacidad económica para darle seguimiento? Es una pregunta importante, ¿tendrá Puebla la capacidad médica, técnica, jurídica y de seguimiento de parte de los oficiales custodios para que sea efectivo? Esa sería una buena pregunta”.