Por: Diana López Silva
A un año de pandemia y del cierre de aulas en el país para evitar la propagación de COVID-19, estudiantes y maestros hacen un balance general, en el que mencionan que añoran el ambiente escolar presencial, pero celebran poder aprender a ser autodidactas.
Irónicamente, la habilidad del autoaprendizaje ha sido uno de los objetivos a alcanzar en los paradigmas pedagógicos desde los años 90, pero fue la pandemia la que lo detonó casi de manera natural.
Sin embargo, no ha sido fácil para todos, pues además de los inconvenientes que representa tener conexión a internet para activar las aplicaciones en las que se llevan a cabo las clases, no todos han podido asimilar el nuevo sistema. Lo anterior, destacan los jóvenes, no sólo ha propiciado que muchos de sus compañeros no presenten las tareas en tiempo y forma, sino también ausentismo y deserción.
EXTRAÑAN LAS CLASES
Yazmín, estudiante de primero de secundaria, prefiere el sistema virtual: “Se me hace mucho más fácil. Cosas que no entiendo puedo buscarlas en el mismo momento, y siento que en la escuela luego te estresas más. En calificaciones me va mucho mejor que el normal”.
Ángeles, estudiante de tercero de preparatoria de una institución privada, considera que no se aprende al mismo ritmo en el sistema virtual, ya que las clases son tan cortas que sólo se usan para la asignación de tareas, por lo tanto no hay explicación por parte de los profesores. Lo positivo es que lo anterior la ha obligado a aprender por su cuenta.
“Aprendimos cosas que antes no hacíamos como tal en la escuela”, mencionó. Por otra parte, Fernanda, una estudiante de tercero de secundaria, destacó que se ha visto en la necesidad de investigar más y le es más fácil sacar buenas notas, aunque en su grupo ha habido mucho incumplimiento de tareas, ausentismo y deserción.
PÉRDIDA DE ALUMNOS
Para los maestros la situación tampoco ha sido fácil. Miguel Guerra Castillo, conocido como El Profe Guerra, es maestro de educación básica desde 1965. Asegura que el reto pedagógico –que ya era un problema antes de la pandemia– ahora es más difícil con las clases a distancia. Destacó que el problema más grave en el aprendizaje en línea es el económico, ya que no todos sus alumnos cuentan con los recursos para conectarse, como internet o computadora.
En la escuela Lázaro Cárdenas, donde labora, los directivos estiman que, de 250 alumnos, 160 toman clases en línea de manera regular. “Pero los datos no corresponden a la realidad”, reconoció el profesor, al señalar que “de 18 alumnos de mi grupo, asisten a veces seis, ocho o 10, pero no llegan a la mitad”, por lo que insistió en que el problema que enfrentan es pedagógico y tecnológico.
PANDEMIA EVIDENCIA REZAGOS
Rodolfo Cruz Vadillo, investigador en Educación, advirtió que otro de los retos es mantener la vinculación de los estudiantes con el ámbito educativo, con factores que tienen que ver con la afectividad y las emociones: “Con este distanciamiento social, la pregunta es cómo podemos contar con esos procesos de motivación que pueden ayudar a los maestros para incentivar a sus estudiantes a través de las plataformas digitales”.