El proceso electoral 2021, catalogado como el más grande e importante de la historia, llega hoy a su momento culminante con la jornada en la que los ciudadanos de Puebla y el país estamos convocados para ejercer su voto de manera libre, razonada y responsable.
Se trata ciertamente de una elección con dimensiones y características inéditas, si se considera que se dispone del padrón electoral más robusto, con poco más de 93 millones de electores. Además, porque será la que más puestos públicos estén en disputa, con 20 mil 417, para lo cual se registraron 139 mil 830 candidaturas, de las cuales –también, por primera vez– más de la mitad son mujeres.
Estos comicios definirán las 500 diputaciones que conformarán el Congreso federal y, de manera concurrente, 15 gubernaturas, mil 63 diputaciones locales en 30 Congresos estatales y mil 925 alcaldías en el mismo número de entidades.
En el caso de Puebla, 4 millones 739 mil 921 ciudadanos podrán acudir a las urnas para votar por dos mil 285 nuevas autoridades: los 217 presidentes municipales e igual número de síndicos y mil 810 regidores, además de los 41 diputados locales, de ellos 26 de mayoría relativa y 15 de representación proporcional
A esas particularidades se añade también que la elección habrá ocurrir en medio de muy estrictos protocolos para salvaguardar la salud de los votantes, en el contexto de la pandemia de COVID-19. Pero más allá de la estadística y de las inusuales condiciones sanitarias, hay otros factores que hacen que estos comicios sean históricamente diferentes. Entre ellos, porque ocurren en la coyuntura de momentos claves en la historia nacional.
Es innegable que a la jornada electoral le precede un clima enrarecido en el país, por los altos índices de violencia y por el entorno de polarización social que ha puesto en riesgo la sana convivencia. Tales circunstancias demandan quizá ahora más que nunca la participación activa de la ciudadanía, por ser inigualable oportunidad para que pueda escucharse su voz decisoria mediante el ejercicio del voto.
Las autoridades electorales, en las que debemos depositar nuestra confianza, han expresado la garantía de que los comicios se desarrollarán con seguridad y en un marco de máxima legalidad y certeza. No podría ser de otra manera.
Ahora nos corresponde a los ciudadanos cumplir con nuestra obligación cívica y sin coerción alguna, acudir a las urnas para expresar nuestra voluntad. Hagamos que la jornada electoral sea ejemplar y se desarrolle en un ambiente pacífico, de respeto y tranquilidad. Más allá de las preferencias personales, de las filias y fobias y de otros temores, lo que debe prevalecer este domingo es un alto sentido de responsabilidad para estar a la altura de las circunstancias Hagamos valer la oportunidad de ejercer el derecho al sufragio con la convicción de que estaremos contribuyendo a trazar el país que queremos y el futuro que deseamos para las generaciones venideras.
La salida falsa de la abstención debe descartarse; no es inteligente ni responsable. El exhorto es a que seamos actores de la vida democrática del país, que acudamos con madurez a las urnas y que, con nuestro voto, alentemos la esperanza de un mejor país. Este domingo 6 de junio, todos a votar.