A cuatro años de que la Organización Mundial de la Salud declarara emergencia internacional por la infección de coronavirus, este es el panorama en el estado
Claudia Espinoza
En Puebla, el 63.57% de las personas que padecieron COVID-19 han sido hombres de 54 años, edad promedio.
Lo da a conocer el estudio “Panorama clínico del comportamiento de COVID-19 en Puebla: Prevalencia y gravedad” realizado por el Instituto de Investigaciones Cerebrales de Xalapa en Veracruz.
Hoy se cumplen cuatro años de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró emergencia internacional la enfermedad por coronavirus.
Para marzo la consideraría pandemia.
Hasta ahora, no hay una cifra oficial pública de la cantidad de personas afectadas.
El registro del gobierno federal termina sus publicaciones el 25 de junio del año pasado y no reporta el acumulado total.
Hasta esa fecha, en la entidad tenía registrados 226 mil 235 casos confirmados, 252 mil 335 negativos, de los que 51.63% eran hombres y el 48.37% mujeres, además de que había 16 mil 817 defunciones registradas por este padecimiento.
De acuerdo con la especialista Yoko Indira Cortés López, participante en el estudio, en el caso de Puebla, la mayor parte de las personas que padecieron la enfermedad tenía como rasgo común una masa corporal por arriba de lo establecido como sano, superior en 4.5 puntos con una media de 28.4, lo que significa sobrepeso.
Un 49.28% de los enfermos de COVID-19 en la entidad tenía un porcentaje superior y por tanto este padecimiento, mientras que un 35% ya registraba niveles de obesidad.
Uno de los datos que reveló este estudio es que tras enfermarse de COVID-19, en un 25% de los pacientes se detectó alguna comorbilidad que no sabían que tenían, en tanto que en un 30% ya había presencia de estas enfermedades, el resto sólo padeció este mal.
Las comorbilidades de las que ya tenían registro los pacientes eran hipertensión arterial sistémica con un 25.35% de los casos, así como diabetes mellitus con 24.64% de las personas.
Sin embargo, hubo poblanos que ingresaron por un diagnóstico positivo de COVID-19 y en el momento de que los especialistas médicos realizaron los análisis detectaron otros males como cardiopatías en el 1.1%, hipotiroidismo con el 1.1%, enfermedades vasculares cerebrales con el 0.7%.
En el estudio se observó que en 44.64% los pacientes presentaban coexistencia de al menos dos comorbilidades, siendo las combinaciones de algún grado de sobrepeso u obesidad con diabetes o con hipertensión las más frecuentes.
Los factores de riesgo asociados a la muerte fueron hipertensión arterial en un 5.77%, en hombres con 4.77% de los decesos, además de que requirieron de asistencia mecánica ventilatoria en 3.2% y un 17% eran mayores de 60 años de edad.
¿Qué tiene que ver la báscula?
Tanto los investigadores del panorama clínico como los expertos internacionales coinciden en que el sobrepeso y la obesidad son, de suyo, procesos infecciosos.
Así que el cuerpo contagiado por coronavirus enfrenta una doble infección.
El tejido adiposo, es decir, la grasa acumulada, inhibe la velocidad de la respuesta inmunológica, agregan los autores del reporte.
Miguel Rubio e Irene Bretón, autores de la investigación “Obesidad en tiempos de COVID-19. Un desafío de salud global”, hallan una explicación:
La grasa intratorácica (pulmón), perirrenal (riñón), epicárdica (corazón) y mesentérica (intestino) sirve como lugar de reserva y diseminación del virus.
A ello se debe que los pacientes con obesidad presentan una mayor carga viral y un tiempo de diseminación más prolongado.
LA INFECCIÓN
La OMS explica que:
- El virus entra a las células vía la proteína ACE2
- La maquinaria humana se pone al servicio del elemento patógeno
- La célula humana “lee” el ARN del virus como si fuera el propio y lo reproduce
- El virus rompe la célula y sale a infectar más