Fotos: Cuartoscuro y Agencia Enfoque
Mientras los comerciantes especializados en vestuarios para bautizos, primeras comuniones y similares realizan la mejor venta del año, los restauradores trabajan horas extra para reparar al protagonista de los nacimientos de la tradición cristiana.
Los primeros reciben a madrinas y padrinos encargados de hallar el atuendo idóneo. Quienes aún no confían en las “tallas” que los expendios tabulan en centímetros del cuello al dedo gordo extendido de la escultura, llevan al Niño Dios cargando, envuelto, claro, en cobija, como llevarían a un bebé real.
Los otros tienen en espera a decenas de pequeños de cerámica y madera. Son expertos en la reparación de raspones, roturas, agrietamientos y hasta pérdida de piezas.
Tienen un kit de herramientas de ebanistas, relojeros, pintores, escultores y hasta plomeros, porque hay piezas que requieren armazón de metal.
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