Por: Germán Campos
Las notas del “Son de La Negra” retumbaron en la entrada principal del Elmhurst Hospital Center en Queens, Nueva York, donde se han reportado los casos más graves de COVID-19.
Ataviados con sus trajes negros con botonaduras plateadas y coronados por su tradicional sombrero blanco con vivos negros, uno a uno de los integrantes del Mariachi de origen poblano “Nuevo Amanecer” se apostaron a las puertas del nosocomio y con serenata agradecieron a los héroes en bata.
Con sus respectivos cubrebocas, el mariachi dirigido por el atlixquense Valentín Martínez sorprendió al apurado personal médico, que por algunos minutos permitió que la música ocupara sus pensamientos y les ofreciera un respiro de su pesada tarea de combatir la pandemia.
Pero que deleitaran con música mexicana al personal médico en suelo americano es una sucesión de hechos afortunados.
Valentín Martínez es director de la Academia de Mariachi Nuevo Amanecer fundada en 2015 y que nació, de una manera inesperada o por “designio divino”.
Durante una década, Valentín fue director de un coro de iglesia, y cansado de “batallar” para conseguir un mariachi para celebrar a la Virgen de Guadalupe, los días 12 de diciembre, decidió emprender y el resultado está a la vista, tiene dos escuelas de música en Queens, dos en la exclusiva isla de Manhattan, una más en Passaic y otra en Yonkers.
La serenata fue idea de una paciente recuperada de COVID-19, quien semanas atrás se comunicó con el mariachi para pedir sus servicios, sin que supieran que esa sería la serenata más importante y emotiva de su vida hasta este momento.
Previo a la serenata fue necesario que se llenaran algunos permisos y requisitos, pero eso no fue un obstáculo, así que el 24 de abril, todo estaba listo y se cumplió con la meta.
El reloj marcó la hora pactada para la gran sorpresa, pero una lluvia vespertina retrasó al grupo mexicano que minutos después cumplió con su cometido desde las puertas del nosocomio.
Los médicos sorprendidos salieron a las puertas del hospital, bailaron, tararearon e incluso no perdieron la oportunidad de sacar fotografías y vídeos de ese momento, incluso algunos con lágrimas agradecieron el gesto y reconocimiento a su trabajo.
Ya encarrerado, el mariachi dio una serenata más en el Woodhull Hospital Brooklyn, también en Nueva York, en donde la respuesta fue idéntica, en la recepción los médicos respondieron con sorpresa, desfilaron los teléfonos celulares para la foto y perpetuar el homenaje que mexicanos les hicieron a su labor.