Arriba, el mural del bulevar 5 de Mayo, con el virus de la pandemia coronado, amenazante.
En el sótano: para las etnias de Australia, las manifestaciones antirracistas –nacidas en Estados Unidos por el asesinato de George Floyd en arresto alevoso y cruel– es un deja vu: en 2015 a David Dungay, preso, los custodios carcelarios lo obligaban a comer galletas, siendo diabético y, como se opuso, lo torturaron hasta matarlo.
En las Galápagos, en cambio, de cara a los rafagones en contra y con toda su fragilidad, las tortugas de especies en peligro de extinción rompieron el huevo y corrieron a alcanzar el mar.