Por: Dulce Liz MorenoÂ
Johana bajó las escaleras, alzó su atril, afinó y comenzó a tocar. De puerta en puerta, sus vecinos se asomaron, salieron, pusieron sillas de jardÃn frente al edificio unos; otros eligieron la banqueta y varios que pasaban se recargaron en el muro, enfrente.
Les daba el sol en la mera cara. Pero en Londres y tras cuarentena, el público que detuvo la marcha o la mañana de quehaceres sintió en la piel más fina del cuerpo el regalo de calorcito fresco.
Y ella, ojo a las partituras, sujetas al atril con pinzas para su chongo, regaló parte del repertorio que regularmente escuchan los reyes.
Porque Johana, nacida en Lituania, es una de las figuras de Reino Unido más ovacionadas en las salas de concierto del mundo.
Ayer, simplemente, celebró la vuelta a la vida sin aislamiento con la gente que no la conocÃa de vista, sólo de oÃdo. Portugal volvió a la convivencia con música en las salas de clásico.
Tan lejos para no salpicar con la charla ni contaminar con el tacto. Panamá (abajo) por fin tiene permiso de que a la calle salgan hombres y mujeres al mismo tiempo. Y a fast test en el aeropuerto.