Nació en Oaxaca, pero terminó enamorado de Puebla.
Fue ordenado sacerdote en octubre de 1956.
Llegó incluso a ser rector del Seminario Palafoxiano.
En 1970 el papa Pablo VI lo nombró obispo auxiliar.
Siete años después, Rosendo Huesca y Pacheco fue designado VII arzobispo de Puebla. Presidió y mandó con orden y rigor.
Pocas veces estuvo expuesto a la maledicencia. Sembró amigos y cosechó afectos.
Transitó entre Ernesto Corripio y Víctor Sánchez Espinosa.
Cáritas y el Banco de Alimentos nacieron bajo su potestad.
No fue perfecto, cierto. Pero estuvo a la altura de su tiempo, y de su circunstancia.
En 2009 se retiró por edad y se convirtió en arzobispo emérito.
Como tal falleció en noviembre de 2017. “En polvo eres y en polvo de convertirás”