Florida, ayer, vivía sus últimas horas previas al “pecho a tierra” necesario ante la tormenta tropical 9, potencial ciclón, que en República Dominicana despeinó palmeras y enfureció el mar.
Por eso, hasta el café Mango’s de Ocean Drive en Miami Beach cerró y comenzó a clavar tablas para evitar que sus vidrios estallen con el golpazo de viento y brisa.
La ruta del meteoro pasa por la isla que comparte Haití, las Bahamas, Cuba y, por supuesto, la Florida.
Al otro lado del mapa, el otro gran océano se quedó con lo Pacífico en el nombre y echó la rabia y el poder sobre Corea del Sur; los rescates evidencian el grado de emergencia: autos navegantes, vecinos desalojados en botes salvavidas y todo el patrimonio ahogado en miles de metros cúbicos desalojados en forma mecánica con labores de titanes.