Italia es ya el primer país del mundo que obligará a sus ciudadanos a vacunarse para ir a trabajar o prestar servicios a domicilio, ya sea en la empresa privada o el ámbito público.
Los empleados deberán tener en regla su certificado verde, mediante una aplicación de celular que acredite la inmunización a través de la vacuna a partir del 15 de octubre. En caso de no tenerlo, el trabajador será enviado a su casa y, si no lo presenta en un plazo de cinco días, se le suspenderá de sueldo y podrá ser multado con hasta mil euros (unos 22 mil pesos).
La posibilidad de despedirlo, que también estaba sobre la mesa, ha quedado descartada por considerarse inconstitucional. Son los empleadores quienes deberán organizarse creando la manera de controlar que sus trabajadores estén vacunados. Si no lo hicieran, también se expondrán a las mismas sanciones.
Italia ya fue pionera en Europa la nueva estrategia de forzar a la población a vacunarse al introducir en abril la obligatoriedad para todos los trabajadores sanitarios. Hace unas semanas dio un paso más e implantó el uso obligatorio del certificado covid también para los profesores.
La medida no tiene parangón en el mundo. Estados Unidos impuso hace una semana la obligación de vacunarse a funcionarios públicos y empleados en empresas con más de cien trabajadores —medida que afectará a más de 80 millones de personas—, pero en ningún caso se llegó al extremo que ahora impondrá Italia, que solo dejará fuera de esa norma a quien realice teletrabajo o a quien no pueda vacunarse por razones médicas (en ese caso servirá el test de antígenos realizado como muchos dos días antes).
El objetivo del gobierno de Mario Draghi es forzar a los antivacunas y a unos tres millones de trabajadores que se encuentran indecisos ante la necesidad de inocularse el suero.
Con información de La Crónica de Hoy