A medio camino de Asia a Australia, el volcán Semeru arrojó lava y ceniza y sepultó la ma quinaria pesada de la mina de arena más cercana; los trabajadores se resguardaron a tiempo.
El fumarolón, tan parecido al que regala de vez en cuando el Popo aquí, anuncia que hay que guardarle distancia al cráter.
Los vecinos se acercan a ver los surcos-zanjas que dejó la lava a su paso por los pueblos cercanos.