Por: Germán E. Campos Ramos
¡¿Por qué tuviste que sufrir tanto mi niña?! Gritaban desconsoladas entre la multitud familiares de la pequeña Dulce, de 11 años de edad, mientras otras mujeres abrazaban su féretro antes de darle el último adiós.
A unos metros la escena se repetía entre lágrimas y sollozos, pero con los restos de Gardenia, madre de la pequeña, y es que al final de la tarde de ayer ambas quedarían sepultadas en el camposanto de La Magdalena Tetela, las dos víctimas de las llamas que las consumieron dentro de un vehículo con el sello de un atroz feminicidio.
Dulce descansa en una caja brillante, blanca, con flores del mismo color; su mamá lo hace en un ataúd marrón.
El olor es de flores, tantas que se mezclan con el hedor de la rabia y es difícil distinguir. A un lado, las fotografías, las del recuerdo, las mismas que dan testimonio de cómo el tiempo no se detenía.
Al fondo, la música, una mezcla entre lo religioso y lo tradicional mexicano, todo envuelto en una neblina densa de dolor, de tristeza y de furia.
Madre e hija fueron asesinadas días atrás, sus restos fueron localizados en su propio vehículo a unos kilómetros de su casa.
No se trató de un accidente, incluso con los indicios proporcionados por la Fiscalía General a Crónica Puebla, se sabe que se investiga como doble feminicidio.
La tarde de jueves fue distinta en esta población localizada a menos de una hora en auto de la capital poblana, niños acudieron ataviados con uniforme escolar a despedirse de su compañera, con globos en la mano; incluso se acercaron para decirle adiós y abrazarla por última vez. Integrantes del Club Juvenil de la iglesia Adventista del Séptimo Día, en que participaba Dulce, fueron las encargadas de hacer la guardia de honor, con una estola color verde con insignias y cubrebocas se apostaron en el patio de la que fue su casa y en que se llevaron a cabo los funerales.
Después de ser veladas y despedidas entre oraciones, avanzó el cortejo fúnebre hasta el panteón, allí la escena fue desgarradora, los gritos y el llanto se mezclaron.
Al final, decenas de globos se elevaron para despedirlas y los puños de tierra cayeron sobre los ataúdes hasta quedar cubiertos. Sobre este caso, el gobernador Miguel Barbosa adelantó que se tenía identificado al presunto responsable del doble asesinato, que no quedaría impune y que sería cuestión de horas para que rinda cuentas ante la autoridad.