“A un año de que la COVID-19 llegó al país causando afectaciones en todos los niveles de la sociedad, incluyendo a los niños, niñas y adolescentes, el gobierno se ha mostrado indiferente ante las necesidades y protección que requiere la niñez en México, y en el caso de los menores que han perdido a sus dos padres por este virus, no existen registros que revelen cuántos han quedado en la orfandad”, señaló a Crónica, Juan Martín Pérez García, director Ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM).
El titular de esta organización de la sociedad civil, denunció que desde que se hizo presente el coronavirus en el país, las autoridades federales han minimizado de forma reiterativa las afectaciones para la niñez en México, lo que es erróneo.
“El gobierno se ha mostrado omiso ante los derechos y necesidades de los niños en todos los aspectos, no solo en este año de la COVID-19, sino desde antes, al grado de que disminuyó su protección para este sector de la sociedad, incluso de forma presupuestal, y es que desde que llegó la pandemia las autoridades han tenido la idea equivocada de que (el coronavirus) no afecta a los menores, y muestra de ello son los 47,851 niños confirmados positivos de COVID-19 y los 512 fallecidos, según las cifras oficiales reportadas hasta el pasado 7 de marzo”.
Al respecto, el titular de la REDIM, cuestionado sobre el tema y si existe un registro por parte del gobierno federal de menores que hayan quedado huérfanos por la muerte de sus dos padres por causa de la COVID-19 subrayó: “Nada. No existe ninguno, el gobierno federal nos dice que no existe, que no hay registro alguno. Les hemos ofrecido nuestro sistema para acompañarles y construir una estrategia, porque es urgente contar con ese registro para saber quiénes son, cuántos niños huérfanos son, que edades tienen, dónde están para hacer valer sus derechos, ayudarles para que no pierdan la escuela, que tengan alimentación, contactarlos con sus familias, brindarles ayuda, protegerlos del crimen organizado, ampararlos, pero eso no existe”.
¿Existe algún proyecto por parte de la REDIM para tratar de construir ese registro de menores en orfandad ante la negativa del gobierno federal para colaborar en ello, por ejemplo, crear una página como la que se armó para registrar a los adultos mayores para la aplicación de la vacuna antiCOVID?
“Lo estamos valorando, pero enfrentamos varios obstáculos, como no contar con el personal para ello, otro, no es de nuestra competencia legal, y lo más grave de todo es que ya con un registro se podría revictimizar a los niños, niñas y adolescentes que enfrentan esta situación, ya que no tenemos la garantía de que realmente serán atendidos, ya que nosotros somos una organización pequeña y no contamos con partida presupuestal para poder atenderlos, esto, ante la gran demanda que ello significaría. La realidad es que la federación no ha mostrado interés por atenderlos y tampoco quiere respuestas”.
De acuerdo con estos números proporcionados por las secretarías de Salud, Gobernación y del Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, de los 47,851 menores confirmados positivos de SARS-CoV-2, un total de 9,248 tienen entre 0 y 5 años de edad; 11,357 tienen entre 6 y 11 años y 27,246 tienen entre los 12 y los 17 años. En lo que respecta a los 512 menores fallecidos, 231 son mujeres y 281 son hombres.
Los propios datos de la SSa revelan un aumento considerable en los caso de niños, niñas y adolescentes de entre los 0 y 17 años de edad contagiados por la pandemia, al pasar de 84 casos registrados el 12 de abril del 2020, a los 47,581 reportados hasta el 7 de marzo del 2021.
En lo que se refiere sólo a los contagios durante la primera semana de marzo del 2021, la Secretaría de Salud destaca que los casos positivos aumentaron 0.8% en el rango de los menores de 0 a 5 años de edad; 1.0% en el grupo de 6 a 11 años y 1.0% en el grupo de 12 a 17 años, con respecto a la última semana de febrero del año en curso.
En el caso de las defunciones de menores, tan solo en abril del 2020 la Secretaría de Salud tenía reportados 4 fallecimientos por COVID-19 y 48 casos sospechosos.
A un año de la pandemia, la dependencia revela que los 15 estados del país con más muertes de infantes por causa del coronavirus lo encabezan el Estado de México, con 75 decesos; Baja California, 36; Ciudad de México, 35; Nuevo León, 33; Puebla, 32; Guanajuato, 28; Guerrero, 27; Oaxaca, 25; Veracruz, 20; Chihuahua,19; Jalisco, 18; Aguascalientes, 17; Coahuila, 15; Zacatecas, 15 y Sinaloa con 14.
Por otra parte y de acuerdo con el informe “Balance anual REDIM 2020; el año de la Sindemia y el abandono de la niñez en México”, y en el que se exhiben las consecuencias que están afectando a la población infantil por la COVID-19, destaca que como toda persona, los niños están propensos a cualquier padecimiento como el sobrepeso y la obesidad, que son algunas causas que podrían derivar en afectaciones de coronavirus, y en el caso de los menores, la proporción aumenta de 1 a 32 casos en infantes mayores de 5 años.
Asimismo, subraya que el principal problema de nutrición que padecen los menores de entre 6 a 11 años es la presencia de ambos padecimientos: obesidad y sobrepeso. En cuanto a la diabetes, hay alrededor de 13,500 niñas, niños y adolescentes (de 0 a 14 años) que padecen diabetes tipo 1 en México. El ambiente obesogénico y las prevalencias de malas condiciones de salud de las niñas, niños y adolescentes aumentan su vulnerabilidad, mismas que deben considerarse en las medidas de políticas públicas.
En el mismo tenor, el reporte refiere que con el avance de la COVID-19, los menores en la primera infancia y en particular los varones, son los más afectados por el virus, sector en que la mortalidad es mucho mayor, por lo que la Organización Mundial de la Salud recomendó que las y los pacientes que se ajustan a la detención de caso sospechoso de infección por COVID-19, deben ser sometidos a una prueba de detección del virus mediante pruebas de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR por sus siglas en inglés), con lo que se harían muchas copias de una determinada región de ADN in vitro (en un tubo de ensayo en lugar de un organismo), con lo que sería más sencillo identificar, con una probabilidad muy alta, virus o bacterias causantes de una enfermedad.