Fotos: Cuartoscuro y EFE
El borde deshilachado de La Malinche y el del Popocatépetl proveen materia prima a los vecinos instalados a sus pies: maiceros de Huamantla e Ixtenco -en Tlaxcala– obtienen las mazorcas de colores del primer volcán y labradores de San Nicolás de los Ranchos –Puebla– reciben del segundo la piedra perfecta para que, a base de golpes, le den forma de molcajete, metate, imagen religiosa o fuente. Los sembradores tlaxcaltecas están hoy en pleno desyerbe para la cosecha que se encuentra a la vuelta de la esquina del calendario. Tienen la mejor variedad de colores por los nutrientes de la tierra de su volcán. Los labrapiedras poblanos del municipio más cercano al cono humeante, Marcelo y José Alberto Apantenco, muestran herramientas y técnicas con las que desbastan las rocas sólidas, rudas y densas que, una vez talladas, duran toda la vida.