La contaminación y erosión del suelo están provocando una pérdida de nutrientes que puede impactar a los ecosistemas y a la seguridad alimentaria, advirtieron investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a través un diálogo con perspectivas de tres dependencias: la Coordinación de la Investigación Científica (CIC), el Programa Universitario de Estudios Interdisciplinarios del Suelo (PUEIS) y la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible.
Los universitarios argumentaron por qué es importante adoptar lo antes posible una gestión sostenible del suelo como soporte de la vida terrestre, agente regulador de la composición de la atmósfera, medio natural de purificación del agua, proveedor de alimentos y soporte para las ciudades, entre otros servicios ecosistémicos que proporciona, y por una gestión sostenible del mismo, que promueva su reconocimiento, recuperación, preservación y gobernanza.
Blanca Prado Pano, coordinadora del PUEIS e investigadora del Instituto de Geología (IGl), recordó que el suelo es un recurso natural no renovable porque es el resultado de un lento proceso: un centímetro puede tardar hasta mil años en formarse. “Alberga a más del 25 por ciento de la biodiversidad del planeta, siendo reserva genética y fuente de productos farmacéuticos”, así como elemento fundamental en la regulación del clima, por ejemplo.
Ahí se produce, directa o indirectamente, el 95 por ciento de los alimentos de la humanidad; también es base de toda infraestructura, fuente de fibras, minerales, materiales de construcción, archivo del patrimonio geológico y arqueológico; es un bien social, económico, cultural, político y patrimonial. No obstante, un tercio de los suelos del planeta están degradados, por lo que es urgente hacerlos visibles, apreciar los beneficios que recibimos de ellos y manejarlos de forma sostenible, puntualizó Prado Pano.
William Lee Alardín, titular de la CIC, explicó que el suelo es una capa muy delgada que sirve de interfase entre la atmósfera y el subsuelo, fundamental para la vida en el planeta, pero puede ser muy frágil; “alimenta y nutre a todas las formas de vida, y es indispensable para la biodiversidad”. Empero, su erosión, la desertificación y el cambio climático están muy ligados con su uso.
En el contexto de los Objetivos del Desarrollo Sostenible 2030, la conservación del suelo juega un papel transversal y es urgente atenderlo de manera integral. “Es un problema multidisciplinario, de investigación básica, de aplicaciones, de generación de política pública y de economía”, explicó el doctor Lee. (La Crónica de Hoy)