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Sin servicios públicos, como luz o agua potable, por lo menos unas 150 familias se encuentran viviendo en el asentamiento conocido como Bosques de la Cañada, ubicado en los cerros que rodean al puerto de Acapulco.
Fue la pandemia de COVID-19 la que los orilló a tomar esta decisión, debido a que se quedaron sin trabajo y, por lo tanto, no podían seguir pagando sus rentas.
La mayoría son vendedores de playa, es decir, ofrecían sus productos a los turistas que tomaban el sol o nadaban, pero que dejaron de asistir durante los meses de confinamiento por el virus, con ello no tuvieron ingresos y fueron desalojados de los hogares que ocupaban.
Ahora, en los cerros y conscientes del riesgo que corren ante un deslave por las lluvias que cada temporada caen, piden al gobierno de Guerrero les ayude a regularizar el asentamiento.
Estos acapulqueños solicitan solamente una cosa: que no los criminalicen por buscar un pedazo de tierra en donde poder vivir.