Cuando las estadísticas oficiales revelaron que 69 por ciento de los muertos no recibió nunca cuidados intensivos, Hugo López-Gatell aseguró que se trataba de un desajuste en la manera de registrar de los nuevos espacios hospitalarios. Poco creíble, esta respuesta daría por hecho que los datos que entrega el gobierno están mal de origen.
Lo que indicaba ese dato es que la no saturación del sistema hospitalario se logra, en parte, porque quienes fallecen no llegan a tiempo a ser atendido. Otros datos en las cifras oficiales avalan que al menos parcialmente eso es lo que está pasando: desde el inicio de lo peor de la pandemia, poco más de 10 por ciento de los fallecidos murió siendo paciente ambulatorio, es decir, que en el primer contacto con el hospital no fue retenido, fue enviado a casa y allí agravó hasta perder la vida.
Con el corte de datos actual, se detectan 5 mil 373 personas que murieron en esa situación, El fenómeno ha sido constante, está consolidado y no sufre alteración desde abril: uno de cada diez morirá lejos de los hospitales. (La Crónica de Hoy)