Rodolfo Rivera Pacheco
La pandemia del siglo XXI (no sabemos si habrá otras en esta centuria, pero es la peor que hemos vivido en la historia) modificó todo en nuestro país y en nuestro estado: economía, gobiernos, sociedad, comportamientos, política y partidos.
Habrá un México y Puebla antes y después del coronavirus.
La pandemia cambió la perspectiva gubernamental. La atención al ámbito de la salud se convirtió en el eje para la toma de decisiones. Economía, finanzas, educación, obra pública y hasta la cultura se modificaron por la emergencia sanitaria.
Hoy hay una crisis económica histórica y el PIB (Peso Interno Bruto) caerá más de 12 o 13 puntos porcentuales.
El recurso fácil (en todo el mundo) ha sido culpar a los gobernantes de todo lo que ocurre.Contagios, muertes, carencia de hospitales y material médico, quiebra de empresas y negocios y hasta un ciclo (o dos) perdidos en el ámbito educativo, todo es culpa del mal gobierno… para muchos. Pero no para todos.
Porque aquí es donde entra lo que yo sí sé y veo por los estudios que hacemos en el BEAP.
Es cierto, han bajado las aprobaciones ciudadanas de los gobiernos de Morena. Era natural después de año y medio de ejercicio gubernamental. Pero eso no quiere decir que estén totalmente reprobados. Y las simpatías partidistas pre-electorales tampoco tiran a Morena a una irremediable derrota.
Para nada. Morena sigue atrayendo un voto popular amplio y aunque no será tan abrumador como en 2018, la verdad es que sigue siendo mayoritario en muchos estados y, en el caso de Puebla, en muchos distritos electorales y en no pocos municipios.
No. No veo que Morena esté irremediablemente perdido. Faltan 10 meses para la elección de 2021 y el presidente Andrés Manuel López Obrador, viejo lobo electoral, sabe perfectamente que despertando el tema del combate a la corrupción de los gobiernos anteriores, nuevamente tendrá a muchísimos mexicanos que aborrecen al PRI y al PAN, votando por su opción partidista.
En Puebla ocurre igual. Si en las próximas semanas y meses se destapan las cloacas de la corrupción morenovallista-panista y se giran órdenes de aprehensión contra exfuncionarios y hasta dirigentes partidistas, cuyo enriquecimiento inexplicable salta a la vista, el voto moreno irá despertando y no lo pararán ni mil caravanas del Frena.
El PAN en Puebla, por cierto, la opción partidista que supuestamente hará pedazos a Morena, primero tiene que superar su tremenda división y ponerse de acuerdo en las candidaturas, para luego pensar en arrollar en 2021.
Los “históricos” yunquistas (y sus “siete titanes”, o sea Eduardo Rivera, Humberto Aguilar, Ana Teresa Aranda, Francisco Fraile, Mario Riestra, Jorge Aguilar Chedraui y Rafael Micalco) quieren las principales candidaturas y no soportan a Genoveva Huerta, quien a su vez quiere imponer a gente de su grupo con el apoyo de Fernando Manzanilla y Antonio Gali (quien me dicen ya tiene asegurada una diputación federal plurinominal para disfrutar un ansiado fuero que evite dolores de cabeza).
Por cierto, todo indica que la “mega alianza” antimorenista, que encabezaría el PAN, ya no llevará a Movimiento Ciudadano. El dueño del partido, Dante Delgado Rannauro, quiere explorar ir solo en 2021 y lanzar a Enrique Alfaro a la presidencia de México en 2024. En Puebla ya tiene apalabrado a Enrique Cárdenas para ser candidato a la alcaldía.
Sin quererlo (¿o queriendo?) a quien beneficiarán será a Morena, pues se dividirá el voto opositor, pues además de que Movimiento Ciudadano ya no iría con el PAN, el partido “México Libre” de Felipe Calderón ya tendrá registro y le quitará unos dos o tres puntitos porcentuales al blanquiazul. No se sabe a quién lanzaría a la alcaldía de Puebla, pero probablemente a la exdiputada, exregidora y exsecretaria de Sedeso en el primer año de Moreno alle, Myriam Arabián.
Así que el PAN iría solo con el PRD (hasta el momento). La alianza con el PRI se ve lejana, aunque desde luego no es imposible. Probablemente, Compromiso por Puebla sí vaya localmente aliado del PAN (de por sí fue una creación de Fernando Manzanilla). Por supuesto, si la operación de Morena no llega hasta ahí y lo lleva de aliado junto con el PSI. Ambos partiditos se venderán al mejor postor. Y da la casualidad que Morena es gobierno.
El PRI aún está solo. Pero muy bien puede ir en una soterrada alianza con Morena, a cambio de que el presidente (y en Puebla el gobernador) no saque a la luz los expedientes de no pocos gobernadores y exgobernadores. Lo veremos en próximos meses.
Y finalmente, Morena. Todo indica que se reeditará la alianza con el PT, el PVEM y el PES (aunque éste último iría como partido nuevo al perder el registro). Algunos piensan que el PT irá solo en 2021.
No lo creo. Pienso que es una estrategia de su presidente nacional Alberto Anaya, para presionar y obtener buenas candidaturas en la alianza. Presiona, que algo logras. Y si hay más “Cendis” para la causa, pues mucho mejor.
Ese es pues, el panorama partidista-gubernamental postcoronavirus.
¿Verdad que no está nada fácil hacer pronósticos electorales?
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