Antonio Peniche García
No es la de México una revolución inconclusa sino aplazada. La realidad del país así
lo confirma. Para emprender el camino abandonado es imprescindible agrupar a todas
las fuerzas en torno a una unidad de acción con un fin colectivo. La unidad nacional
sería fomentar esa unión y, por consiguiente, el progreso social de México. La elección
política es sin duda decisiva porque es una verdad comprobable: en México, la paz está
en la Revolución y la lucha civil en los conflictos que origina la contrarrevolución.
Gastón García Cantú
22 de octubre de 1971
El historiador Heriberto García Rivas establece que la historia de México está marcada por cinco periodos históricos con sus correspondientes reformas sociales. Estos periodos son:
1. Época precortesiana indígena (hasta 1521)
2. Época de conquista y colonización española (hasta 1821)
3. Época de independencia política (hasta 1857)
4. Época de reforma constitucional (hasta 1917)
5. Época de la revolución mexicana
A su vez, la época revolucionaria se encuentra subdividida en cinco:
1. Revolución política (hasta 1917)
2. Revolución armada (1910-1920)
3. Revolución ideológica-institucional
4. Revolución económica
5. Revolución ontológica (institucionalización de los valores y principios sociales)
INDEPENDENCIA
La guerra de independencia se llevó a cabo en dos etapas. La iniciación con Hidalgo y la consolidación con Morelos. De acuerdo con el historiador Agustín Cue, a la etapa de iniciación siguió la de organización. Durante esta última los fines del movimiento armado fueron precisándose cada vez más.
Con Morelos, encabezando la segunda etapa, la guerra insurgente tuvo programa y una finalidad clara y precisa, adquiriendo un profundo y vigoroso sentido de reivindicación social y económica, de la que careció en el principio.
Con el decreto de 1810, Morelos declara la nacionalidad americana, decreta la extinción de las cajas de comunidad de los indios y devuelve a los indígenas la propiedad de sus tierras, montes y aguas.
Mediante este bando, Morelos da a la lucha por la independencia un verdadero contenido social y el carácter de una revolución agraria.
Es a mediados de 1813 cuando Morelos decide dar un centro político a la revolución de Independencia al convocar a un Congreso para expedir la primera Constitución mexicana. Las reformas liberales expedidas por las Cortes de Cádiz alcanzaron su culminación al promulgarse la Constitución de 1812.
En 1814 Morelos presenta ante el Congreso su histórico documento titulado: “Sentimientos de la Nación”, donde expone sus principios políticos y sociales y hace una clara interpretación de las aspiraciones de la nación mexicana.
Como ha sido reconocido, en los “Sentimientos de la Nación” Morelos expresó con claridad y precisión extraordinaria la doctrina y los fines de la Revolución de Independencia, entre los que destacan:
– Que la soberanía dimana del pueblo. Morelos quiere depositarla en el Supremo Congreso Nacional Americano, compuesto de representantes de las provincias en igualdad de números.
– Que los poderes legislativo, ejecutivo y judicial estén divididos en los cuerpos compatibles para ejercerlos.
REFORMA
En el caso mexicano, el liberalismo distinguió las libertades políticas de las libertades económicas. El liberalismo mexicano impulsó la secularización de la vida pública, lo que no debe confundirse con un sentimiento anticlerical.
REVOLUCIÓN
Lorenzo Meyer y Héctor Aguilar Camín en su libro A la sombra de la Revolución Mexicana establecen que “…el proyecto constitucional de Carranza repetía literalmente la constitución de 1857… fue la ola radical la verdadera creadora de la Constitución de 1917, al incluir la legislación laboral (artículo 123), la educativa (artículo 3) y la legislación sobre los recursos naturales (artículo 127). Con ello, el resultado no fue sólo una constitución política sino una constitución social.
Por su parte, Carlos Fuentes escribió en su libro Nuevo Tiempo Mexicano que la Revolución Mexicana consistió en por lo menos tres revoluciones. La primera fue la agraria, la del movimiento de los pequeños pueblos encabezados por personajes como Villa y Zapata.
La segunda, la revolución nacional, centralizadora y modernizante, encabezada por Madero y después por Carranza. Y entre ellas, la revolución proletaria de tendencia anarcosindicalista.
A manera de conclusión, podríamos decir que derivado de todo lo anterior se desprende que existe una clara vinculación entre el liberalismo social y el constitucionalismo social, ambos referentes históricos de la evolución socio-política de México.
De acuerdo con el historiador Enrique Semo existe una diferencia fundamental entre la revolución de Independencia y la Reforma por un lado y la Revolución de 1910 por otro. La diferencia está en la época en la cual se dan estos movimientos. Las dos revoluciones del siglo XIX se producen en el marco histórico de los movimientos burgueses. En cambio, la de 1910 se produce al mismo tiempo que la revolución socialista de octubre de 1917.