Es relativo
Lic. Guillermo Pacheco Pulido
Señalaban los maestros Irving M. Copi y Carl Cohen en su libro Introducción a la lógica: Que la lógica otorga beneficios a las personas, desarrollando habilidades para expresar ideas en forma clara y concisa, así como incrementar la capacidad de definir los términos que usamos y aumentar la capacidad y elaborar argumentos en forma rigurosa para analizarlos críticamente.
Quizá el mayor beneficio es el del reconocimiento de que LA RAZÓN no puede aplicarse en todos los aspectos de las relaciones humanas.
Se afirma así que las instituciones democráticas requieren y exigen –más en estos tiempos de confusiones– de que la razón se puede aplicar en todos los aspectos de las relaciones humanas.
Las instituciones democráticas requieren que los ciudadanos piensen por sí mismos, qué discutan libremente los problemas y que tomen decisiones.
A través de la lógica podemos adquirir no solamente práctica en el arte de razonar sino también respeto por la razón.
Si queremos un mundo mejor tenemos que razonar o aprender a razonar.
La razón no es un atributo que ya traiga el ser humano en su naturaleza.
Para usar la razón necesitamos pensar; pensar, nos señalan los autores, saber pensar, es una capacidad que se conquista.
No todos saben pensar nos dice Óscar de la Borbolla en su libro “La Rebeldía de pensar”.
Afirma: no todos saben pensar, “cualquiera puede aprender a pensar pero no cualquiera piensa”.
Volverse individuos, ser uno mismo es ponerte a pensar, atreverse a pensar, arriesgarse a pensar.
Más de trece títulos literarios destacan la capacidad de Óscar de la Borbolla: “La Rebelión de pensar” es una obra airónica, amena y despiadada en la que se analiza a través de una prosa diáfana e inherente los temas centrales de la filosofía, el sentido de la vida, el problema del ser, la libertad, la acción, la felicidad, entre otros temas. En ella no solo se explica claramente en qué consiste pensar, sino que se enseña a pensar, y en muchas ocasiones, incluso, se obliga a pensar.
Es interesante leer el libro “La Rebeldía de pensar’’ de Óscar de la Borbolla para salir de nuestra indiferente tranquilidad.
Si buscamos en la historia, los seres humanos sin apartarse del espiritualismo, están también atentos al desarrollo filosófico y de pensamiento que no han apartado a la fuerza de la razón.
Conocen que los presocráticos elaboraron muchas teorías acerca del mundo razonable, teorías que influyen en la actualidad.
A sus alumnos, los presocráticos les enseñaban a pensar por sí mismos. Muchos decían que el camino más viable para acceder al conocimiento de la realidad, radicaba en la razón; igual lo señalaba Descartes en su obra: Discurso del método: “Pienso luego existo”.
Debe observarse que la reacción contra el racionalismo filosófico se conoce con el nombre de “empirismo” que señalaban que la fuente original del conocimiento es únicamente, la experiencia sensible. Nuestro conocimiento acerca de la realidad se produce a través de los sentidos; no de la razón misma.
En fin, cada paso en el estudio me lleva a tomar como conclusión, de que vivimos un mundo en conflicto con la terminología o con la palabra y eso nos provoca confusión que nos puede llevar a la anarquía en el pensamiento, en el uso de la razón o privilegiar el sentido común.
Por ello es interesante lo que dice Óscar de la Borbolla “pensar es descubrir en cada camino una multitud de sentidos y en cada sentido una multitud de caminos… Pensar nos aparta de la masa pues nos vuelve individuos, y el individuo necesita de otros individuos para sentirse acompañado, no de otros que ‘piensen’ como él, sino de otros que también piensen”.
Confucio decía que “aprender sin pensar es tiempo perdido; pensar sin aprender es peligroso”.
“Quien vive sin pensar, no puede decir que vive” (Calderón de la Barca).
Thomas Alva Edison decía que “quien no se resuelve a cultivar el hábito de pensar, se pierde el mayor placer de la vida”.
Así pues, sobre todo en estos tiempos, sin perder el sentido humanista, con esencia de la razón, ejercitemos siempre el hábito de pensar que es el regalo más escaso de la naturaleza; y que nos conduce al camino del equilibrio emocional y a la felicidad.