Dr. Anselmo Salvador Chávez Capó / Profesor Investigador de la UPAEP
Si hay algo que le molesta al gobierno actual son los órganos independientes.
Con acciones constantes para mermar, limitar, disminuir o simplemente acotar a entidades como la Comisión Reguladora de Energía, Cofetel, el INE, entre otros, por medio de discursos estridentes, señalamientos con el dedo flamígero de que fueron creados para mantener los privilegios de una minoría rapaz que ha empobrecido al país, creando esta brecha entre ricos y pobres, siendo en consecuencia los causantes de la desigualdad social, y que esas instituciones buscan perpetuar la esclavitud del pueblo mexicano, pero que él (el gobierno) nos va a liberar de todos los males por medio de reformas que son en beneficio de todos(sic), y que para ello hay que destruir lo construido, resurgiendo de las ruinas de esa destrucción la grandeza del pueblo mexicano.
Bajo esa lógica, aquí estamos. Es el turno de destruir al Banco de México, y los ataques empezaron al inicio de la semana, cuando el Ejecutivo se preguntaba, ¿por qué no hay distribución de remanentes para el gobierno de la República, cuando cada año hay recursos?
Textualmente, señaló que en la pasada administración sí hubo remanentes, ahora no. Asimismo, declaró que pudieron destinar una parte del remanente a ayudar para vacunas, recursos etiquetados.
Además, de acuerdo con las disposiciones legales, ese dinero se debe utilizar en pago de deuda; o sea, no es para que se derroche, y pagar deuda significa ahorrar en el pago del servicio de la deuda.
“Pudieron haber hecho algo, pero son otras circunstancias. Afortunadamente, nosotros tenemos finanzas públicas sanas y no necesitamos del Banxico; no le vamos a pedir que nos den de las reservas, si acaso que informen”.
Pero lo más alarmante fue la declaración que hizo el pasado viernes 21 de mayo, cuando expresó que Alejandro Díaz de León, gobernador del Banco de México (Banxico), no será renombrado, por lo que su mandato concluirá en diciembre del presente año, ya que se cumplirá su tiempo, y enviará una propuesta, de acuerdo con la ley, al Senado de la Republica, de un economista de mucho prestigio con dimensión social, muy partidario de la economía moral (sea esto lo que el presidente quiera que signifique); quien tendrá mucho prestigio; quien va a cumplir con los requisitos de tener experiencia en materia económica y financiera y de haber trabajado en un área relacionada con el manejo de las finanzas.
Las razones de esta decisión son evidentes: requiere un gobernador a modo, ya que se están acabando los recursos con los que cuenta el gobierno federal; ahora hay que sacarlos hasta debajo de las piedras.
Ahora son los remanentes, mañana van a ser las reservas internacionales (hay 90 mil millones de dólares en el Banco Central) y seguirán con nuestras afores (4.7 billones de pesos).
Ambas son un platillo muy apetitoso para un proyecto que se dedica a distribuir recursos sin considerar los orígenes de los mismos, hasta que se acaben, entonces veremos las consecuencias de estas decisiones, y lo más preocupante es que las sufriremos en el corto plazo.
En la siguiente colaboración se explicará lo que son los remanentes de Banco de México y por qué no se dio su distribución, tema que ya había sido explicado hace dos semanas por muchos especialistas en estos temas; entre otros, por funcionarios del Banco Central.