Notas para una defensa de emergencia
Silvino Vergaa Nava
correo: [email protected] web: parmenasradio.org
La principal amenaza de la democracia
no es la violencia ni la corrupción
o la ineficiencia, sino la simplicidad.
¿Puede sobrevivir la democracia
a la complejidad del cambio climático,
de la inteligencia artificial, los algoritmos
y los productos financieros?
Daniel Innerarity
Todo da a entender que seguimos viviendo en nuestra nación, como ha sucedido por décadas, una especie de dos canchas de fútbol, para hacer un parangón con el año del mundial de fútbol, que es en este 2022. La primera, una cancha con una visión totalmente diferente a la segunda, que es la que la mayoría de la población observa.
La primera cancha le corresponde a la administración pública federal, a sus titulares, a los funcionarios de mayor jerarquía, y resulta patente con las últimas noticias de estos días, en donde se ha preguntado nuevamente cuál será el futuro del avión presidencial, aquel que se adquirió en los tiempos del presidente Enrique Peña Nieto, al que no le encontraron un comprador, y después de que fue aparentemente rifado.
No queda otra opción más que rentarlo para bodas, 15 años y otras celebraciones, en lugar de tomar en serio las cosas, por ejemplo, asumir un rescate a la empresa de aviación que fue símbolo de México, que es aquella que se permitió que cerrara en los tiempos del presidente Calderón: Mexicana de Aviación, realizando alguna ruta con precios económicos, como una aerolínea propia del gobierno, tal y como es el caso de muchas compañías de ese tipo que cuentan con capital del Estado y de la iniciativa privada en muchos países del mundo, pero lejos de eso, se habla de algo que resulta, a veces, hasta irrisorio, rentar un avión para eventos sociales.
Pero, por el otro lado, en la otra cancha, lo que ubicamos son las necesidades de una población entera, particularmente la que vive con los problemas del desempleo, de la pandemia que sigue causando estragos con enfermos y muertos, la ausencia de medicinas en los centros médicos del gobierno después de tres años.
Pareciera que ya no hay pretexto para ese problema de desabasto de medicinas, el cierre de miles de empresas en la pandemia y, ahora, después de esta, la inseguridad pública que de plano se ha desbordado y que se ve por cualquier calle de la nación, la existencia de muertes, desapariciones y otros hechos, pero pareciera que todas esas realidades de este lado de esta cancha de fútbol no son observadas por la administración pública federal actual, pues esta pareciera que está parada en otra cancha, una que no observa la realidad de lo que se vive cada día con la generalidad de la población.
El otro tema en la administración pública federal fue la revocación de mandato, creado por este gobierno federal, promulgado por el mismo, promovido desde el Palacio Nacional, y que, en tiempo y dinero, ha despilfarrado millones de pesos y muchas horas desgastadas, dejando sin resolver la inflación, la inseguridad pública, y tantos y tantos problemas que tiene actualmente nuestro país.
Pero que esa revocación de mandato abrió la discusión y los comentarios de muchos, con lo cual cumplió con el objetivo, desviar la atención sobre los problemas reales de la nación, pues el caso de los muertos y desaparecidos pasa a segundo término, lo mismo que sucede con los problemas de migración, el problema del aumento de los combustibles en general, todo lo que verdaderamente afecta a la población ha pasado a segundo término, con toda esa serie de discusiones estériles.
Y es que esta comparación con el fútbol con la realidad mexicana se hace debido a que se ven dos realidades diversas, dos canchas de fútbol, una en donde se arma artificialmente una realidad que no existe, y otra que es la cruel realidad a la que nadie le hace caso, la que pasa a segundo término, pero que es la más apremiante para la población.
Si seguimos estas comparaciones futbolísticas, contamos, desafortunadamente, con una cancha oficial que no quiere enfrentar la realidad, al mejor estilo del fútbol italiano, argentino o uruguayo.
Con nimiedades se trata de dejar pasar el tiempo del partido, en este caso el del sexenio, como lo hacen en aquellos partidos en donde lo que desean los jugadores es fingir una lesión o aventar el balón lo más lejos posible.
Así, en tanto unos hablan de bodas y 15 años, por otro lado, contamos con la otra cancha de la que hemos hablado: la realidad nacional.