La semana pasada hablamos de diez tendencias a las que se debía prestar atención como derivación de las transformaciones previsibles que podría traer la pandemia del COVID-19 (que representa una fase de aceleración). Quedamos debiendo cómo seguía la película.
Ahora esbozamos ochos cuestiones conceptuales que pueden marcar la comunicación política en campaña electoral:
- Los equipos de campaña o comunicación de gobierno constituidos por militantes estarán cada vez más lejos de ser competitivos. Por lo tanto, los líderes y sus equipos deberán someterse a un entrenamiento permanente sobre cómo aprovechar las oportunidades que presenta la nueva etapa.
- Todos los equipos deberán estar especialmente entrenados en el manejo del espacio digital, ya que ahí se dará la batalla principal. Ya no se vale tener a “alguien que lo maneje”, sino que todos deben estar capacitados para opinar y enriquecer la creatividad comunicacional. Ese será territorio principal.
- Al estar todos obligados a concentrarse más en el territorio digital se generará un estadio de hiper competencia, en el cual solo los más adaptables sacarán ventajas. La disputa en el territorio físico no desaparece, pero perderá relevancia.
- Al concentrarnos en el territorio digital pasaremos de interactuar con líderes convencionales a líderes digitales. Estos tendrán otros atributos; los electores irán desarrollando sus criterios para evaluar la transparencia y el carácter genuino de esos nuevos liderazgos. Será aprehender el mundo con sentido nuevo, que evolucionará con el tiempo.
- Los relatos deberán experimentar un refresh permanente porque la obsolescencia será cada vez más veloz.
- Aprender de un continuo ensayo y error: dado que el cambio es la regla, nunca se debe dar nada por sentado, haciendo de la prueba permanente una metodología de trabajo esencial.
El camino tradicional de la investigación–planificación–implementación– evaluación está herido de muerte, ya que no resiste la lógica de los entornos cambiantes. Eso se está reemplazando por la investigación –implementación– evaluación de corto plazo, casi al mismo tiempo y de forma continua.
Los diseños de las campañas hoy serán sobre la marcha, lo cual no significa someterlas a un proceso de pura improvisación.
En este sentido, pensar la estrategia con suficiente antelación y profundidad será más necesario y desafiante que nunca.
- Cómo van a convivir diversas herramientas al mismo tiempo –nada se pierde, todo se transforma– ganan espacios las narrativas transmedia, que se caracterizan por un protagonismo creciente por parte de los receptores. Implica que el storytelling se vuelve un rompecabezas más amplio y más complejo: el correcto manejo de cada pieza juega puede jugar un rol diferenciador.
- Todos estos cambios serán difíciles de asumir si no se adaptan rápidamente las mentalidades al nuevo entorno. Esto implica adoptar nuevos modos de organizarse y de gerenciar las campañas, por ejemplo: en el mundo de los negocios los más ágiles son las startups. Frente a ciclos de opinión pública cada vez más cortos y altos niveles de incertidumbre se deben constituir equipos con alta creatividad, ágil adaptación a nuevos contextos y abrazados por completo a la incorporación permanente de nuevas tecnologías.
La política es per se un ámbito cultural conservador, no en el sentido ideológico, sino actitudinal. Prefiere correr pocos riesgos, ya que supone siempre que tiene mucho más para perder que para ganar.
Es por eso que las instituciones políticas en general siempre van detrás de los cambios que se adoptan en el ámbito de las empresas.
Toda esta descripción, ¿significa que lo tradicional muere? No. Sin embargo, quien siga confiando solo en el pasado será superado.
Esta, que es una afirmación de Perogrullo que los consultores venimos recitando hace años, cuenta ahora con un aliado inestimable: el shock cultural que están produciendo la pandemia y las medidas para prevenir a las poblaciones.
Quizá no se pueda volar a destinos lejanos o exóticos durante mucho tiempo. Quizá haya largas temporadas sin clases presenciales en las escuelas y universidades.
Quizá no haya viajes laborales durante un tiempo prolongado, no solo porque no haya transporte, sino porque en el transcurso mucha gente decida que los traslados ya no son tan necesarios, y además bajan los costos.
Muchos, con razón, dirán: “pero todavía hay mucha gente sin acceso a internet”. Sí, ese no es el punto. Lo que se debe ver siempre es la tendencia.
Hoy en América Latina el 67% de la población posee un celular, del cual el 80% tiene 4G (que garantiza acceso a internet). Estamos hablando de 326 millones de habitantes que representa el 52% de personas de la región.
Pero eso pasará al 64% en 2025. Donde más rápido crecerá será en zonas urbanas y sectores medios.
De modo que para quienes tengan más votantes con esas características sociodemográficas el futuro es hoy.
Y para el resto a prepararse porque estará a la vuelta de la esquina. El entorno nos llevará a ser diferentes, ni mejores, ni peores. Pero seguro todos seremos más tech.
Todo esto y mucho más lo pueden profundizar viendo el video del panel que compartimos con los amigos de la agencia www.pipolhub.com en nuestro canal de YouTube: https://youtu.be/BDq16sLLbxQ.