Adolfo Flores Fragoso
Borges divagó –con tolerante inteligencia en cierta entrevista (1976)–, que “el poeta sólo transmuta sus sentimientos a las palabras y al sonido”.
Transmutar es una apuesta en la que arriesgamos “mudar” la realidad a lo incierto, o viceversa.
Un ejemplo es el ritmo surgido de los campanarios, y los rezos que son palabras transmutadas a sonidos con aroma a incienso.
Los ángeles transmutaron sus sueños a otro sueño: el de fray Julián Garcés.
A veces glorioso.
Hoy, a veces, una pesadilla.
Así son y han sido transmutados los sueños en nuestra Angelical Polis.
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En el cerro de Centepec, fueron transmutadas tantas historias en un camino de ascenso rodeado por maizales, nacimientos de agua y encuentros con procesiones, según relatos de mi abuelo Pascual Flores.
Rodeado de caminos reales e irreales a Cholula, ha cambiado y fraccionado tantas veces su silueta por siglos, que finalmente fue nombrado cerro de San Juan, o de La Paz, que dio pie al nombre de cierta colonia poblana y a una avenida que terminó siendo la Juárez.
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Las transmutaciones parten de sueños, realidades y a veces de caprichos.
Puebla, en su historial, ha sido sometida a esto y más desde su origen.
Con o sin participación ciudadana.
O por la extraña creatividad con la que su escudo ha sido reinventado decenas de veces.
Un ejemplo es el dibujo de Luis Lezama (1813): ángeles con alas que terminan en algo parecido a colas.
O el escudo de los planos del Ayuntamiento (1807) que, por su extraño acabado, parecen que fueron delineados por un menor de edad. Aunque conozco niños poblanos que son grandes artistas. Mientras no transmutan a la adultez.
O a ciertas actividades de gente mayor.
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Llegar a la edad de 80 años es un reto.
Y de contenido histórico, cuando has sido una buena hija, una gran esposa, una madre de colección y una abuela sin ceguera amorosa.
Mi madre cumplió el 20 de marzo sus 80 años de edad, pero no llegó al reto final.
Transmutó, hace algunos años, en un ángel poblano.
En un ángel que transmuta ingredientes en guisos celestiales.