Palabra de mujer
Rocío García Olmedo
Iniciamos esta semana con la presentación de un paquete de iniciativas de reformas a la Constitución en materia de pensiones, del Poder Judicial y político-electoral.
“Casualmente” éste es presentado justo ahora que estamos en pleno proceso electoral, considerado como el más grande de la historia y que, en el caso de Puebla, es concurrente con las elecciones estatales y se da en la víspera de que inicien las campañas políticas.
Seguramente pronto, y de manera abrumadora, esta presentación ocupará la atención nacional porque el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador se encargará de ello, ya sabemos que es muy bueno para eso.
Y no sólo por ello, también por el juego doble que perversamente contiene.
El presidente sabe que no tiene la mayoría calificada para reformar la Constitución; si no logra su aprobación lo usará como pretexto, convirtiéndose en víctima, para culpar a la oposición.
También sabe que en tiempos electorales no se puede reformar nada que tenga que ver con esta materia; a pesar de ello, una de esas iniciativas es de este tema y no podrá ser abordada a menos que violenten la ley una vez más; en caso contrario, se culpará ¡a la oposición!
Todo en período de campañas.
Su propósito es claro, intervenir en el proceso electoral asumiéndose como líder del partido oficial Morena, así ha sido durante todo su gobierno.
En este contexto, en México entramos a la etapa de definiciones de candidaturas para diputaciones y senadurías.
En Puebla además se nominan candidatos a la gubernatura, diputaciones locales, presidencias municipales, regidurías y sindicaturas.
Estas definiciones se encuentran en la cancha de los partidos políticos.
El PRI, como ha venido sucediendo en los últimos procesos, está proveyendo de candidatos y candidatas a otros partidos políticos. Morena está demostrando su clientelismo, que es cada vez mayor.
Y en esas definiciones aparece nuevamente un problema recurrente cuando se trata de postulaciones de mujeres.
Hemos vuelto a escuchar la cantaleta del “cuán difícil es conseguir candidatas”, de que “no se trata de improvisar aspirantes” o de que “es difícil conseguir mujeres que quieran participar”, comentarios inaceptables e incongruentes.
Se quejan de no tener perfiles “competitivos”. Buen pretexto para las imposiciones, cuando en los partidos se deben formar cuadros y crear condiciones de igualdad que permitan su participación.
De manera coordinada con las autoridades en la materia, también deben prevenir y atender el fenómeno de violencia política contra las mujeres por razón de género, que en cada proceso crece.
También se debe resolver la violencia que se registra en el país y que representa un alto riesgo por la falta de seguridad para las personas que obtengan candidaturas, sean hombres o sean mujeres.
Ya lo estamos viendo, aún no inician las campañas políticas y ya se presentan asesinatos de aspirantes.
Los partidos políticos tienen que garantizar la paridad política. El 50% de candidaturas, como mínimo, deben ser encabezadas por mujeres y en estos términos deben postular.
Ante estos recurrentes comentarios, ¿no será que son los partidos políticos los que se siguen resistiendo?
¡Qué gran reto es aún lograr postulaciones de mujeres! Y lo que todavía nos falta por ver.