Manuel Martínez Benítez / @manuelmtzb
Cada año, el 31 de mayo, se celebra en todo el mundo el Día Mundial sin Tabaco. Esta fecha tiene como objetivo generar conciencia sobre los riesgos asociados con fumar y promover políticas y acciones eficaces para reducir el consumo.
En México, el tabaquismo es un problema de salud pública que requiere atención urgente. Hoy, exploraremos la importancia del Día Mundial sin Tabaco, analizaremos la situación actual en México y en el mundo y destacaremos las posibles medidas necesarias para lograr un futuro “libre de humo”.
Este Día Mundial, establecido por la Organización Mundial de la Salud en 1987, es una oportunidad para destacar los riesgos para la salud asociados con el consumo de tabaco y promover políticas efectivas para reducirlo.
El tabaquismo es una de las principales causas de enfermedades prevenibles y muertes prematuras en todo el mundo: 8 millones de personas mueren año con año debido a enfermedades relacionadas con el tabaco; más de 7 millones de esas muertes son resultado directo del consumo y 1.2 millones las produce la exposición al humo de segunda mano.
Los costos relacionados con el tratamiento de enfermedades causadas por el tabaco y la pérdida de productividad por enfermedades y muertes prematuras representan una carga financiera considerable para los sistemas de salud y las economías en general. El Instituto Nacional de Salud Pública, calcula los costos directos e indirectos relacionados con el tabaquismo en México en más de 75 mil millones de pesos al año.
Según datos de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco realizada en 2020, aproximadamente el 14% de la población mexicana de 12 años en adelante fuma: unos 15 millones de adolescentes o adultos. Esta cifra representa un descenso significativo en comparación con el 25% registrado en 2002.
Según la misma encuesta, alrededor del 5% de los estudiantes de secundaria en México fuma. Este dato es alarmante, ya que el inicio temprano en el consumo de tabaco aumenta la probabilidad de escalar a fumador habitual en la edad adulta y el daño por el tabaquismo llega desde muy temprana edad, y la calidad de vida del adulto es mucho peor.
Se han implementado medidas para controlar el consumo de tabaco y reducir su impacto en la salud pública. Desde 2008, México ratificó el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, que establece medidas para reducir el consumo y proteger a la población de la exposición al humo de “fumador pasivo”.
Algunas medidas en México incluyen el veto a fumar en lugares públicos cerrados, la inclusión de advertencias gráficas en los paquetes de cigarrillos, y ahora hasta la prohibición de exhibirlos en las tiendas, restricciones en la publicidad y promoción de productos y aumentos en los impuestos al tabaco. Estas acciones han demostrado que son importantes para disuadir el consumo, pero todavía insuficientes.
Hay desafíos significativos en la implementación efectiva de estas medidas. La falta de cumplimiento de las leyes, la influencia de la industria tabacalera y la disponibilidad de productos de tabaco a precios no tan altos son algunos de los obstáculos que dificultan la lucha contra el tabaquismo en México.
Para lograr un futuro “libre de humo”, es necesario intensificar los esfuerzos. A continuación, se presentan algunas medidas clave que pueden ser consideradas:
FORTALECIMIENTO DE LAS POLÍTICAS DE CONTROL
Siendo fundamental fortalecer y hacer cumplir las leyes existentes, que los castigos por violar la norma sean duros y aplicados, así como implementar nuevas políticas que promuevan entornos libres de humo, restrinjan la publicidad y promoción de productos de tabaco y aumenten los impuestos al tabaco.
EDUCACIÓN Y CONCIENTIZACIÓN
Deben llevarse a cabo campañas educativas para informar sobre riesgos y consecuencias para la salud asociados con el consumo de tabaco y promover estilos de vida libres de humo. Es importante dirigir estas campañas tanto a los adultos como a los jóvenes y hasta los niños, y destacar los beneficios de dejar de fumar.
Nadie, o casi nadie, busca hacerle daño a un familiar o a un amigo, y la prevalencia de fumadores pasivos responde muchas veces a desconocimiento; es entonces cuando la difusión y educación para toda la población nos ayudará a una mejor convivencia.
ACCESO A SERVICIOS QUE AYUDEN A DEJAR DE FUMAR
Es fundamental proporcionar acceso fácil y barato a servicios y apoyos para dejar de fumar, tanto asesoramiento como medicación; deben estar disponibles tanto en el ámbito de la atención primaria de salud como en otros entornos comunitarios.
Con estas tres acciones podemos trabajar hacia un futuro libre de humo, donde la salud de las personas prevalezca sobre los intereses de la industria tabacalera. El Día Mundial sin Tabaco nos recuerda que juntos podemos lograrlo.