Palabra de mujer
Rocío García Olmedo
En el rescate de la historia de nuestro país, los profesionales del área han dado cuenta, desde hace algún tiempo, de las aportaciones de mujeres que al lado de los hombres lucharon en las distintas épocas revolucionarias.
El 21 de marzo recordamos el natalicio de don Benito Juárez García, Benemérito de las Américas, y vale la pena rescatar estas aportaciones. Al publicar las Leyes de Reforma, la libertad de cultos (1860) requería de la aportación de las mujeres para consolidar el Estado Liberal.
En esa etapa de la vida nacional, bien señala la doctora Patricia Galeana, “la vida de las mujeres giraba en torno a la Iglesia, pero el triunfo del liberalismo les permitió pasar de la instrucción religiosa y de las casas amigas a las escuelas laicas”.
Una mujer que vivió este proceso largo y tortuoso para transitar de una cultura dogmática e inquisitorial a una de tolerancia fue la señora Margarita Maza Parada, republicana, anticlerical, diplomática, promotora del liberalismo y esposa de don Benito Juárez García.
Doña Margarita sufrió en carne propia la resistencia al cambio, compartió con don Benito su ideología liberal y anticlerical al experimentar los abusos del clero.
Cuando Juárez fue exiliado, las cartas que doña Margarita enviaba a don Benito dan cuenta de su aportación. Ella se responsabilizó del sustento de sus hijos e hijas e incluso de aportarle recursos.
Juárez, a su regreso, ocupó el Ministerio de Justicia, inició la Reforma con la publicación de la Ley de Impartición de Justicia que suprimía el fuero eclesiástico y militar para asuntos civiles y se desató una respuesta armada.
La incorporación en la Constitución de 1857 de las leyes reformistas provocó la guerra civil más sangrienta que vivió México después de su Independencia.
Doña Margarita acompaña a Juárez durante la guerra de Reforma. Se embarca con sus hijos hacia Nueva York, no sin antes convocar a la junta de señoras para recabar fondos para los hospitales.
El triunfo del liberalismo permitió el proceso de emancipación de las mujeres, se establecieron escuelas primarias gratuitas, obligatorias y laicas, después secundarias para señoritas y la Normal Superior, dando entrada a las universidades.
Don Benito Juárez siempre se expresó a favor de la educación de las mujeres, por ello los clubes feministas de principios del siglo XX llevaron su nombre. Él decía: “Secularizando los establecimientos de utilidad pública se atenderá también la educación de las mujeres”.
Doña Margarita, suspicaz, observadora política, se encarga junto con su yerno de que sus hijos estudiaran en escuelas laicas. La muerte de dos de sus hijos le provoca una gran tristeza y sufrimiento que refleja en sus Cartas a Juárez.
Todas iniciaban con un: “Mi estimado Juárez”; al igual que él: “Mi estimada Margarita”.
Tuvieron 12 hijos, muchos nacidos durante sus trayectos al lado de su esposo; pero también en sus cartas llama la atención su crítica al fanatismo religioso y su incredulidad.
En Estados Unidos representó a México con una gran dignidad, a pesar de sus angustias y agobios personales. La prensa hizo comentarios muy favorables en su visita a Washington a la Casa Blanca a la recepción que le ofreció el entonces presidente Johnson.
Su percepción política le hacía afirmar que sabía que no volvería a ver a don Benito Juárez hasta el triunfo de la República que se dio en 1867 y tuvo razón.
En 1866 escribía: “Ya he sabido que todos están conformes que sigas en el mando y está bien. Los franceses cuando más durarán otro año”,
En otra señalaba “hay aquí una percha de mexicanos que da vergüenza; para volver a nuestro honor perdido manda a una persona capaz”, refiriéndose a la llegada de dos personajes, Carbajal y Sánchez Ochoa, a Estados Unidos, que, en efecto, después traicionaron a Juárez; o informándole sobre la campaña que hizo en su contra González Ortega.
Juárez expide la Ley de Matrimonio Civil (1859) que logró un cambio a la institución matrimonial de entonces retirando el dominio que ejercía la Iglesia, al establecerlo como un contrato civil y laicizado, sin intervención clerical.
Al triunfo de la República regresa a México con su familia. Entre aclamaciones y muestras de afecto, la llamaban “esposa del libertador de las Américas”.
Muere en 1871 a los 45 años. La sociedad de aquella época le hizo un reconocimiento unánime, todos los grupos políticos y de todas clases sociales, como mujer eminente; por eso su nombre con letras de oro en la Cámara de Diputados.
Compañera solidaria, republicana, liberal, participó al lado de don Benito de todas las formas que pudo. Su apoyo le permitió enfrentar los grandes obstáculos que tuvo que vencer en su vida política para encabezar el gobierno de la República.
Recordamos hoy a don Benito Juárez, que fallece un año después de la muerte de doña Margarita y que se inició en el servicio público, fue regidor del ayuntamiento de Oaxaca, diputado local, diputado federal, juez de lo civil, gobernador, ministro de Justicia, presidente de la Suprema Corte de Justicia y presidente de México de 1858 a 1872.
La vida de estos personajes que dieron cauce a la construcción de México, de sus instituciones y del Estado democrático de Derecho, nos obliga a dar nuevas luchas, ahora ejerciendo nuestros derechos. El próximo 2 de junio, todas, todos, a votar.