Dr. José Manuel Nieto Jalil
Director del Departamento Regional de Ciencias en la Región Centro-Sur Tecnológico de Monterrey Campus Puebla
En un mundo cada vez más avanzado, el medio ambiente se encuentra en constante amenaza, debido a la falta de límites en su explotación, lo que agota los recursos naturales y aumenta la acumulación de desechos. En la actualidad, la producción de dispositivos electrónicos es uno de los sectores que más crece dentro de la industria manufacturera de los países desarrollados. Estos productos están aumentando en número, variedad y complejidad, y todos ellos utilizan elementos valiosos, pero también peligrosos. Dentro de los residuos generados por el ser humano, los desechos electrónicos son especialmente perjudiciales para el medio ambiente.
Los desechos electrónicos se refieren a todos los artículos de equipos eléctricos y electrónicos (EEE) y sus partes que han sido descartadas por sus propietarios como desperdicios sin la intención de su reutilización. Incluyen una amplia gama de productos, entre ellos podemos citar: refrigeradores, aires acondicionados, pantallas, monitores, lámparas, aspiradoras, microondas, tostadoras, ollas eléctricas, calculadoras, aparatos de radio, vídeos, cámaras, juguetes y pequeñas herramientas eléctricas y electrónicas, dispositivos médicos, teléfonos móviles, sistema de posicionamiento global (GPS), computadoras personales, impresoras, entre otras.
El Programa de Naciones Unidas para el Ambiente (PNUMA), principal autoridad ambiental a nivel mundial, calcula que la cantidad de productos electrónicos desechados alrededor del mundo se ha disparado durante los años recientes.
Cada año, según el PNUMA, la industria tecnológica genera cerca de 50 millones de toneladas de desechos electrónicos al año y lo más complicado es que la mayoría no pasan por el sistema de reciclaje óptimo para el medio ambiente, lo que puede llegar a afectar la salud de los humanos.
Los desechos electrónicos en su interior albergan una serie de materiales altamente contaminantes y que en muchas ocasiones van a parar a los lugares más insospechados. Así, en los residuos electrónicos encontramos materiales peligrosos como metales pesados: mercurio, plomo, cadmio, plomo, cromo, arsénico o antimonio, los cuales son susceptibles de causar diversos daños para la salud de la población y para el medio ambiente.
En especial, el mercurio produce daños al cerebro y también al sistema nervioso, el plomo potencia el deterioro intelectual, ya que tiene efectos perjudiciales en él, además del sistema circulatorio. El cadmio, puede producir alteraciones en la reproducción e incluso llegar a provocar infertilidad; y el cromo, está altamente relacionado con afecciones en los huesos y los riñones.
Por poner algunos ejemplos, un solo tubo de luz fluorescente puede contaminar 16 mil litros de agua; una batería de níquel-cadmio de las empleadas en telefonía móvil, 50 mil litros de agua; mientras que un televisor puede contaminar hasta 80 mil litros de agua.
Otro de los impactos de los residuos electrónicos a la salud ocurre cuando el plomo que contienen los acumuladores, monitores y baterías se libera en el ambiente, pues es absorbido por los humanos y causa daños, afectando las habilidades para el aprendizaje.
Adicionalmente, algunos tableros de circuitos, así como baterías recargables, contienen cadmio y éste puede provocar debilidad en los huesos, cáncer, daño a los riñones y al hígado; puede afectar el sistema inmune y causar a quien esté expuesto una serie de desórdenes psicológicos.
Por su parte, el mercurio, que está presente en las cubiertas, monitores, interruptores y tubos fluorescentes, puede irritar los ojos, afectar el sistema nervioso y desencadenar problemas cutáneos. El selenio, usado en algunas aplicaciones electrónicas, puede hacer que el cabello sea más quebradizo, que se inflame la piel, se deformen las uñas y ocasionar dolores fuertes.
Finalmente, el arsénico, empleado en algunos conductores y semiconductores, es una sustancia cancerígena. El litio, presente en algunas baterías, es dañino para los riñones, el sistema nervioso y puede causar problemas respiratorios.
No obstante, en la basura electrónica, encontramos una gran variedad de materiales y plásticos valiosos. Hasta 60 elementos de la tabla periódica pueden hallarse en la electrónica compleja. Muchos son técnicamente recuperables, aunque hay límites establecidos por el mercado.
Los desechos electrónicos contienen metales preciosos incluyendo oro, plata, cobre, platino, y paladio, pero también un valioso volumen de hierro, aluminio y plásticos, que pueden reciclarse. Las estimaciones calculan que pueden obtenerse hasta 60 mil millones de dólares al año en materiales.
Los mayores países que generan desechos electrónicos son China, Estados Unidos e India. Estos tres países producen en conjunto más del 38% de los desechos electrónicos a nivel mundial. Otros países que también generan grandes cantidades de desechos electrónicos incluyen Japón, Alemania, Corea del Sur y México. El aumento en la producción de dispositivos electrónicos y la rápida obsolescencia de estos ha generado una enorme cantidad de desechos electrónicos en todo el mundo, lo que representa preocupación cada vez mayor para el medio ambiente y la salud pública de diversas naciones.
La economía circular es un modelo económico que se enfoca en reducir el desperdicio de recursos y en maximizar la eficiencia en el uso de estos. En caso de ser utilizados de forma eficiente atenúan la contaminación ambiental debido que, al reciclar, reutilizar y reparar productos y materiales, se reduce la cantidad de residuos que terminan en vertederos y se minimiza la cantidad de emisiones contaminantes asociadas a su producción y eliminación.
Al aprovechar los materiales y componentes existentes, se disminuye la necesidad de extraer nuevos recursos naturales, lo que a su vez, reduce la demanda de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a su producción. Adicionalmente, crea oportunidades para el desarrollo de nuevos negocios y la creación de empleos en áreas como la reparación, el reciclaje y la reutilización de productos y materiales, de igual forma puede contribuir a una mayor seguridad y calidad de vida al reducir la cantidad de productos tóxicos y peligrosos en el medio ambiente y al mejorar la salud y el bienestar de las personas a través de la reducción de la contaminación del aire y el agua. Finalmente, la economía circular fomenta la innovación y la colaboración.