Jesús Peña
La llamada estafa nigeriana, popularizada en la década de los 90, sigue vigente y ahora llega a los poblanos a través de redes sociales, en especial WhatsApp, asegurando que una millonaria a punto de morir dará una fuerte cantidad para beneficencia social, a cambio del pago de un impuesto.
Una fuente consultada por Crónica Puebla, quien pidió no revelar su identidad, señaló que recientemente recibió, desde un número desconocido, un texto y la fotografía de una señora de avanzada edad, el cual indica que la mujer, quien no tiene herederos, está a punto de morir.
“Básicamente dice que su última voluntad es que se haga algo bueno con su herencia, pero está buscando gente humilde para dárselo, porque según ella quien no ha tenido dinero sabe de las necesidades de los demás y, por eso, puede hacer cosas buenas”, señaló.
La fórmula es muy sencilla: el mensaje es enviado a diferentes personas, quienes llegan a contestar el escrito genérico (el cual está plagado de faltas de ortografía y signos de puntuación) entablan conversación directa, primero con la supuesta millonaria y después con un “abogado”.
En primer lugar, la señora dice vivir en alguna otra parte del mundo, dice estar muy enferma y prácticamente agonizando, asegura que el contacto lo consiguió a través de otras personas y que ya investigó a su interlocutor, por lo que es el “candidato ideal” para recibir parte de su dinero.
Acto seguido lo comunican con el “abogado” de la señora, quien hará los trámites oficiales para depositar el dinero. Para ello comienza por pedir información privada, como fotografía de una identificación oficial (credencial de elector, pasaporte u otro), comprobante domiciliario y la cuenta bancaria para enviar el dinero.
Estos defraudadores se toman su tiempo, pues son conversaciones que pueden durar horas o hasta días, pues el objetivo es que la víctima se convenza de que todo es legítimo, tanto así que incluso muestran documentos apócrifos, pero con logotipos que parecen reales.
“A mí me enseñaron un documento que tenía un membrete de una notaría en España, porque la supuesta millonaria estaba allá. En el escrito ya estaba mi nombre, aunque la tipografía no era la misma que el resto, pero me explicaron que era porque se llenaba aparte”, citó la fuente.
Ese documento especificaba que por la transacción había que pagar 150 euros de “impuesto”, lo cual –explicaron los defraudadores– no iba a ser cubierto por la dueña de la fortuna, sino que debía salir del bolsillo del interesado; es decir, casi 3 mil pesos.
Cuando la víctima se niega –como fue el caso–, la supuesta millonaria vuelve a contactar para preguntar la razón de la negativa a recibir la herencia, insiste en que quiere darle 250 mil euros para que disponga de ellos en obras de caridad y beneficio personal, pero que si ella ya pone los recursos, lo menos que espera es que los gastos por “impuesto” los ponga el beneficiado.
Ante el desistimiento de la oferta, los defraudadores al menos se quedan con la información personal de la víctima.
“En mi caso, no me preocupa, porque les di información que no es real. Les envié datos de una identificación no oficial, un comprobante de domicilio que no es el mío y una cuenta que tiene tiempo cancelada, sólo quería saber hasta dónde llegarían”, señaló la persona consultada.
ENGAÑO CON MÁS DE 25 AÑOS
Popularizada en los años 90, con la llegada del internet, se contaba que un miembro de la realeza de dicho país africano tenía que salir de inmediato, para lo cual necesitaba depositar parte de su dinero (millones de dólares) en una cuenta, por lo cual el interesado sería gratificado una vez que llegara a México.
El objetivo es que la víctima pague los honorarios, gastos, sobornos, impuestos o comisiones que se generen, con la promesa que eso y mucho más le será devuelto, lo cual nunca ocurre.
Hoy, esta estafa tiene numerosas variantes: una herencia vacante qué la víctima adquirirá, una cuenta bancaria abandonada, una lotería qué ganó, un contrato de obra pública o una gran fortuna que alguien desea donar antes de morir.