Por: Andrea Macías Tarno
Les saludo con mucho gusto, soy Andrea Macías Tarno, psicóloga y astróloga y estaré compartiendo con ustedes información para reflexionar y tener más herramientas que favorezcan el autoconocimiento y desarrollo interior, no solo por el momento que estamos viviendo, sino siempre.
No es mi intención seguir hablando de un tema del que ya estamos saturados y mucho menos generar más miedo e incertidumbre al momento que estamos atravesando.
Lo que sí deseo es que cada quien descubra el mensaje que esta situación trae a su vida, pues esto eventualmente pasará; pero lo más importante es qué deja en nuestras vidas y cómo esta experiencia nos está transformando, cómo libera de nosotros lo que tiene que salir, desde miedos, dudas, conflictos, grandes ideas, reflexiones, decisiones o cambios de vida postergados.
¿Qué nos ha recordado la pandemia? Primero que nada, que somos seres vulnerables y finitos, es decir, que podemos sufrir, gozar, enfermarnos y que sí, también moriremos, pues al nacer, la única certeza que tenemos es la muerte, y no necesariamente tiene que ser por un contagio de COVID-19. Pero, mientras tanto, no nos ocupemos tanto de la muerte, como de la vida.

Por el momento tanto ustedes como yo estamos vivos, sin embargo me pregunto y les pregunto, ¿qué estamos haciendo con nuestra vida? Y para responder, necesitamos una p a u s a que la vida diaria con sus demandas y ritmo acelerado no nos permite.
El estilo de vida en que la mayoría estamos inmersos no está diseñado para la reflexión y la pausa, sino todo lo contrario.
Y regreso a la pregunta, ¿qué estamos haciendo con nuestra vida?, ¿va por donde queremos, estamos con quien queremos, trabajamos en lo que queremos, somos fieles a nosotros mismos, tenemos claro nuestro propósito y el para qué estamos aquí? o vivimos postergando a mañana y en el sueño de ser millonarios para tomar decisiones y hacer lo que queremos.
Una de las ventajas que encuentro en esta situación es hacer una pausa y reflexionar. “Quedarse en casa”, más allá de ser un mandato o una indicación de las autoridades, es tener la oportunidad, obligada para muchos, de conectar con nuestro interior, ir a nuestro centro, a conectar con nuestro propio poder, dejar de preguntar por qué y centrarnos en el para qué.
Esta situación, ¿cómo me está impactando y qué tengo que aprender de ello?, ¿qué he descubierto de las personas con las que vivo? Y si estoy solo, ¿qué he descubierto de mí?, ¿qué de la vida de “antes” quiero recuperar y qué no?, ¿cómo puedo ayudar a los demás y qué les puedo compartir?
Seguramente la mayoría hemos experimentado miedo, pero, ¿qué hemos hecho con él?, ¿lo hemos enfrentado o le hemos dado la vuelta?
Seguramente ha sido miedo a enfermar, pero ¿sabemos que las emociones juegan un papel fundamental en nuestra salud física y las enfermedades que padecemos?, ¿que nuestro cuerpo habla cuando se enferma? Pues es evidente que no lo hemos escuchado.
A propósito de esto, les recomiendo un excelente libro cuyo título es La enfermedad como camino, de Thorwald Dethlefsen, en donde descubrirán un enfoque diferente de la salud y la enfermedad y sobre todo la importancia de hacernos cargo de nuestras emociones y procesarlas. En muchos casos, la enfermedad ha sido la oportunidad para algunas personas de hacer un cambio total en su vida, que no hubiera ocurrido sin esa experiencia tan temida de enfermar que al acercarlos a la muerte, los regresa a la vida.
Quizá pensamos que le tenemos miedo a morir, ¿pero no será que le tenemos miedo a vivir?, pues la vida implica éxitos y fracasos, soltar y recibir, enfermedad y salud, incertidumbre y certeza, amor y desamor, pérdidas y ganancias, muerte y transformación.
Y al final todo lo que nos sucede es necesario para crecer y evolucionar, para transformarnos y convertirnos en aquello que estamos destinados a ser.
Así que más que preocuparnos por la muerte, ocupémonos de nuestra vida y de si las decisiones que tomamos o dejamos de tomar nos acercan o alejan de nuestros sueños y metas.
Está en nosotros ver esto como una desgracia o como una gran oportunidad para la humanidad, para transformarnos, para repararnos, para ser mejores personas, más amorosos con el medio ambiente, con los animales, con nuestros semejantes y con nosotros mismos, pues al final, todo está conectado y ese virus que anda por ahí, poniéndonos en jaque, puede ser el reflejo de la enfermedad que hay en nuestro interior y necesita ser sanado.
No tengamos tanta prisa en “volver a la normalidad”, como les decía al principio, eventualmente, esto pasará, pero nosotros, ¿queremos seguir en lo mismo, no nos ha quedado claro el mensaje? Muchas gracias por leerme y para la próxima les compartiré información sobre Astrología, una de mis grandes pasiones y que es a lo que me dedico en mi práctica profesional.