Dr. Anselmo Salvador Chávez Capó / Profesor Investigador de la UPAEP
Banco de México presentó el informe para el primer trimestre del 2021, en el cual señala que en un entorno de afectaciones económicas y financieras considerables y de elevada incertidumbre, derivado de los choques ocasionados por la pandemia de COVID-19, esta institución sigue una estrategia oportuna y prudente que incorpora los acontecimientos más recientes y toda la información disponible, con la finalidad de establecer una postura monetaria que conduzca a una convergencia ordenada y sostenida de la inflación a la meta de tres por ciento en el horizonte de pronóstico.
Este informe presenta diversos aspectos de la economía mexicana, en lo que corresponde al crecimiento.
Considera que para 2021 se espera un crecimiento de 6.0%, en tanto que para 2022 se anticipa un crecimiento de 3.0%, ante la incertidumbre que persiste alrededor de la dinámica prevista para la actividad económica.
También prevé que el crecimiento podría ubicarse entre 5.0 y 7.0% en 2021 y entre 2.0 y 4.0% en 2022.
Se debe tomar en cuenta que en el anterior informe, se habían estimado crecimientos de 4.8% para el promedio; 6.7% para el escenario más optimista, y 2.8% para el más pesimista, con lo cual los pronósticos para el crecimiento económico correspondientes a este años se han modificado al alza, sin embargo como ya se señaló, para el próximo año las expectativas no son tan optimistas, considerando que el crecimiento promedio se estima en un 3%, lo cual sumando ambos años, apenas estaríamos como a finales de 2019.
Por otra parte, uno de los indicadores que se encuentran altamente relacionados con el crecimiento económico es la inflación, la cual, en el primer cuatrimestre del año sufrió un incremento fuera del rango esperado al alcanzar un 5.8% en la primera quincena de mayo, esto después de haber llegado hasta 6.08%, su mayor nivel en más de tres años.
También se debe considerar que se puede presentar una mayor inflación a nivel internacional que pudiera implicar presiones en la inflación en nuestro país, debido principalmente a los costos relacionados con aumento de precios de las materias primas, incluyendo los energéticos, de insumos en general o de costos de transporte, lo cual se respalda con la información que presenta la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), que señala que los precios mundiales de los alimentos registraron durante mayo su valor más alto desde septiembre de 2011, debido principalmente al aumento en los precios internacionales de los aceites vegetales, el azúcar y los cereales.
Por otra parte, el Banco Mundial también publicó que los precios de las materias primas reanudaron su ciclo alcista en mayo, mostrando de manera detallada que las materias primas energéticas subieron 7.1%, mientras que las no energéticas aumentaron 5.7%, en tanto que los fertilizantes mostraron un alza de 4.4%, seguido de los metales y minerales con el 9.1% y los metales preciosos aumentando el 5.4%.
Se debe considerar que el crecimiento de la economía mexicana está enfrentando retos para lograr una reactivación más rápida, sostenida y que incluya a todos los sectores económicos, para incentivar la demanda interna e impulsar el mercado laboral, lo cual se podría ver afectado por la volatilidad de los mercados y el comportamiento de los mercados financieros globales, así como el mexicano.