Manuel Martínez Benítez/ @manuelmtzb
El 11 de octubre de 1990 se fundó en México el Instituto Federal Electoral (IFE), antecesor del hoy Instituto Nacional Electoral (INE), organismo que se dedica a organizar, cuidar y validar las elecciones en el país.
Desde hace algunos años está en el ojo del huracán por los constantes ataques que recibe desde el partido oficial, y si bien tiene mucho por mejorar, es lo mejor que tenemos para organizar elecciones.
El INE ha logrado ser un gran hito en el país y permite tener elecciones democráticas y libres, en su mayoría. En medio de esto hay que recordar lo que es este instituto y ver los datos disponibles con respecto a la democracia.
Para ello recordemos un documento muy importante para conocer la percepción y la situación de la democracia en México, que es el Informe País 2020 del INE, que es el estudio más reciente sobre el estado de esta materia en el país.
Este documento refleja, entre otras cosas, los resultados de la Encuesta Nacional de Cultura Cívica realizada por el Inegi para el INE, que fue efectuada entre agosto y septiembre del 2020.
El tamaño de la muestra fue de más de 25 mil viviendas, siendo un estudio muy robusto, con un pequeñísimo margen de error y, sobre todo, con certeza estadística, dándole de esta forma mucho peso a los resultados.
Los datos reflejan una parte de lo que este estudio buscó, que fue conocer el estado de salud y la percepción de la democracia y del sistema electoral mexicano frente a los ciudadanos.
Estos datos hablan de percepciones sobre temas específicos, pero también nos dan una idea de lo que respaldamos y no apoyamos como sociedad con respecto al tema electoral y de la democracia.
Pero para comenzar a hablar de datos, les platico de uno de los primeros resultados presentados, y que desde mi punto de vista es prioritario porque habla de la impunidad en que vivimos, es lo que opinan los mexicanos sobre la percepción de la legalidad.
La pregunta que se realizó fue ¿Qué tanto cree que se respetan las leyes en México? Los datos son claros: 38% (casi dos de cada cinco) creen que los ciudadanos respetan mucho o algo de las leyes en el país, mientras que el 61% (tres de cada cinco) piensan que se respetan poco o nada.
En cuanto a la misma pregunta, pero de la percepción del respeto de la ley por parte de nuestros gobernantes, se considera que estos tienen mucho menos respeto a las leyes que la población en general; el dato para los que creen que los gobernantes respetan mucho o algo la ley es de un 34%, mientras que 66% de los entrevistados piensan que las respetan poco y nada.
Ahora bien, otro dato muy interesante es el que aborda la confianza en las instituciones o grupos sociales y aquí son las universidades públicas las que inspiran más confianza, con 70%.
Están seguidas por el Ejército y la Marina que reportan 64% de confianza entre la población; la “recién” creada Guardia Nacional se ubica en 61% y el Instituto Nacional Electoral (INE) reporta el cuarto lugar en el listado con 60% de personas que avalan al árbitro electoral.
En quinto lugar se encuentra la Presidencia de la República, que reporta 53% de confianza a la institución (que en este momento recae en la persona del presidente Andrés Manuel López Obrador).
Está seguido por los grupos vecinales con 52% y las organizaciones sociales y los sacerdotes, pastores y ministros de culto, ambos grupos con 51% de la confianza de los entrevistados.
Las cuatro peores instituciones u organizaciones en el ranking de confianza ante la población son la policía con 28%; los senadores y diputados federales con 23%; los diputados locales con 23% y los partidos políticos en último lugar con 22%.
Estos datos si bien nos dan claridad de cuáles son las instituciones (y organizaciones) más respaldadas por la ciudadanía, nos dejan varias reflexiones.
Entre estas comparto con ustedes dos: uno es que el INE tiene un buen respaldo ciudadano, y que creo que será difícil para el gobierno y sus partidos políticos convencer al grueso de la población de que es necesario desaparecerlo, aunque no imposible.
Y la segunda es que tanto el Ejército como la Marina, y la Guardia Nacional tienen uno de los lugares privilegiados en la confianza de los ciudadanos.
Y es por eso que entendemos la postura del gobierno federal, y en especial del presidente, en apoyarse en ellos ante varias acciones y en impulsar una reforma de seguridad encabezada por ellos.
La idea es que esas instituciones se hagan cargo de la seguridad, ya que para muchos son las únicas que pueden resolver el problema de la seguridad.
Un último dato que les quiero traer es el del avance en nuestra democracia en la representación, y el más importante se da en la política de las mujeres en el país.
En especial el documento mide la representación que hay de ellas en la Cámara de Diputados, y es que el dato es muy relevante, ya que por ejemplo en 1988 del 100% de los diputados 88% eran hombres y 12% eran mujeres.
Para 1997, en que comienza el movimiento democratizador (y se construye el IFE, ahora INE) había 83% de diputados hombres y un 17% de diputadas mujeres en la Cámara de Diputados federal.
El primer salto importante para la representación femenina en la legislatura federal se da en el 2012, cuando se registra por primera vez un dato mayor al 30% de diputadas en las curules (37%) con un 63% de diputados.
Los datos de las tres últimas legislaturas son muy interesantes, ya que recordemos que se hicieron reglamentaciones y leyes para que hubiera una paridad en la postulación de hombres y mujeres en los cargos de elección popular, y esto ha tenido buen resultado.
En el 2015 la proporción era de 57% de diputados y 43% de diputadas; en el 2018 esta proporción femenina crece a 52% de diputados varones y 48% de diputadas en los cargos.
La actual legislatura tiene, por primera vez en la historia, una paridad de género, con 50% de diputadas y diputados en las curules, siendo esto un importante avance en nuestra democracia, que, por cierto, aunque mucho se quiera criticar, tiene aspectos positivos como estos.
Ahora los nuevos pasos de representatividad están girando hacia otros grupos poco representados, pero que comienzan a tener espacios, como son los indígenas, los afromexicanos, los discapacitados, los de diversidad sexual o los migrantes.
En una opinión personal, todos debemos cuidar lo logrado hasta ahora con el INE, que, si bien tiene errores, no creo que haya necesidad alguna de desaparecerlo para crear algo nuevo.
Hoy hay logros importantes y tangibles en la materia, y porque los que tienen algo más de años recordarán lo que era vivir en un país sin democracia, y creo que en un poco más de 25 años hemos avanzado mucho y eso hay que tenerlo en cuenta y vuelvo a decirlo, cuidarlo, por eso digo ¡que siga el INE!