Por: Elías Aguilar García/ @Elyas_Aguilar
La afectación que están padeciendo los mexicanos debido a la suspensión de las principales actividades económicas es tan importante como la amenaza a la salud que representa el contagio del coronavirus y, aunque en este momento no se ve con claridad, tendrá un impacto en la forma en que votarán en las elecciones del 2021.
Por el momento, se da por un hecho una contracción económica mundial en 2020, que en México representará entre el 6% y 12%.
Aún no se ponen de acuerdo sobre la magnitud, pero se da por descontado un panorama recesivo una vez que se supere la actual fase de la contingencia sanitaria. Las previsiones económicas para nuestro país no son nada alentadoras en el corto y mediano plazo, pues también pronostican especialistas una lenta recuperación que significará el nulo crecimiento económico durante los próximos dos años, lo que significará pocas alternativas para reincorporarse al mercado laboral a quienes han perdido el empleo en esta contingencia sanitaria.
Creo que además, no se ha dimensionado la magnitud del golpe económico que ha significado la contingencia sanitaria. Para muestra un botón, en una encuesta telefónica levantada por Indicadores SC, cuando se les preguntó a los residentes de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México qué tanto se han visto afectados económicamente por la actual contingencia un 46% dice que mucho, 31% algo, 13% poco y 10% nada, tal como puede verse en la tabla 1.
Incluso, en el estudio levantado entre el 14 y 15 de mayo con una muestra de 300 entrevistas telefónicas, da cuenta que un 54% de los residentes de la Zona Metropolitana de Ciudad de México señalan que perdieron el empleo mientras que un 32% lo conserva. Una mirada a la tabla 2 permite clarificarlo.
Esta afectación de desempleo necesariamente tendrá consecuencias en las decisiones de voto de los ciudadanos en las elecciones federales y estatales del 2021, siempre las carencias económicas que enfrentan los electores se manifiestan como un voto de inconformidad.
Recordemos la elección de 1997, que como consecuencia de la crisis de 1995 se manifestó un voto de castigo en contra del todo poderoso PRI de aquellos años, perdiendo la mayoría absoluta en el Congreso de la Unión, y aunque el tricolor conservó su posición de mayoría simple, fue la primera vez que perdió el control absoluto de la Cámara de Diputados.
El presidente López Obrador ha sido muy hábil en culpar al pasado, a la corrupción, a la situación tan endeble en la que recibió el país, es decir, culpa a otros para justificar la falta de resultados en materia económica y de seguridad.
Le ha funcionado en gran medida por la estructura de comunicación social dominada por las redes sociales, caracterizada por una amplia exposición selectiva de parte de los usuarios de estos medios digitales, que se exponen a contenidos que son congruentes con la percepción que tienen de la realidad.
Sin embargo, la situación económica es un tema duro, que se impone a la percepción de la realidad, cuando se ve afectado el bolsillo de los electores la percepción pasa a un segundo plano, imponiéndose la necesidad de sobrevivir y enfrentar las carencias en las que se ven envueltos los electores. Hay señales de un cambio en el clima de opinión que indican una nueva mayoría en términos electores.
Por un lado, la pérdida de popularidad del presidente, su aprobación ha pasado de 80% en 2019 a 50% en la actualidad, con alrededor de un 40% de desaprobación, este cambio es muy significativo, pues no hay regreso, puede recuperar cierto niveles de popularidad, pero ya no será lo mismo, los electores cuando pierden la confianza en una figura pública muy difícilmente la vuelven a recuperar.
Por otro lado, la caída de Morena en las preferencias electorales, la última encuesta electoral de El Financiero del 13 de abril da cuenta que Morena ha pasado de 33% de intención de voto en el mes de enero a 18% en abril, es decir, un descenso de 15% en cuatro meses (https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/morena-baja-en-preferencias-electorales-a-18-el-59-no-apoya-a-ningun-partido).
Y aunque el porcentaje perdido por Morena no es capitalizado por otros partidos, la no respuesta de los electores nos está indicando un cambio en sus preferencias.
Finalmente, el desempeño del presidente y del gobierno federal en la superación de la afectación del coronavirus en su dimensión económica será muy importante, dependerá de cómo la economía se recupere, especialmente el empleo y el dinero directo en el bolsillo de los electores.
En caso de que el presidente López Obrador logre imponer que sus acciones han favorecido de la mejor manera la economía del país, la afectación por voto de castigo será menor para su partido político, Morena. Pero en caso de que las acciones se perciban como erráticas o insuficientes, y los partidos de oposición tendrán un papel relevante en este asunto, el voto de castigo será en contra de Morena.