Hervey Rivera / @herveyrivera
El rótulo de bardas en campaña electoral es sin duda uno de los recursos más antiguos que partidos políticos y candidatos utilizan durante la búsqueda del voto de los electores.
En estos mensajes destacan los trazos profesionales, con el logo del partido, los colores oficiales, el nombre del candidato o candidata al cargo de elección, el lema de la campaña y el distrito o espacio geográfico donde compite por el cargo.
Desde hace algunos meses se desató una guerra de bardas en prácticamente toda la entidad, entre los aspirantes a la presidencia de la república por el partido Morena y también entre quienes han manifestado su interés por participar en el proceso para la designación a candidato a gobernador del estado.
La legislación electoral en la materia e instituciones como el Instituto Nacional Electoral (INE), el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE) y los Tribunales Electorales de los Estado (TEE), vigilan y en su caso sancionan, la pinta de bardas durante el proceso electoral.
Será hasta el próximo mes de septiembre cuando iniciará legal y formalmente el mismo, por lo que es muy complicado que prosperen las quejas que partidos políticos presenten en tribunales electorales por actos anticipados de campaña.
Lo anterior presenta una oportunidad para que los diversos actores, tanto locales como nacionales, del partido gobernante utilicen a su favor para posicionar su nombre a los ciudadanos.
Hace varias décadas el recurso de rotular bardas, fuera de época electoral, estaba restringido a expresiones espontáneas, que hoy ni por asomo lo son, como los espacios que pintaba el Comité del Pueblo Unido (CPU) encabezado por Pepe Momoxpan y Rafael García Salas.
El argumento de una “libre y espontánea expresión que algunos ciudadanos tienen”, no se sostiene ante el número incuantificable de bardas que exhiben los nombres de los aspirantes.
Las expresiones y rótulos genuinos se caracterizarían por trazos irregulares y monocromáticos como lo eran las bardas que pintaba el CPU, fondo blanco con letras, irregulares, de color negro.
¿Cuáles serán las consecuencias de esta guerra de bardas? Probablemente la intervención del INE y los Tribunales Electorales que realizarán cambios en la normatividad que implicará la sobrerregulación que complicará aun más las expresiones de carácter político y aumentará la tensión mientras comienza oficialmente el proceso electoral.