PALABRA DE MUJER
Rocío García Olmedo / @rgolmedo [email protected] / [email protected]
La declaratoria de validez de la elección presidencial debe hacerse a más tardar el 6 de septiembre por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por lo que todas las impugnaciones que correspondan a la Presidencia de la República deben resolverse a más tardar el 31 de agosto, de modo que la primera mujer presidente de México inicie funciones el 1 de octubre.
Las inconformidades de diputaciones y senadurías deben ser resueltas antes del 3 de agosto.
En pocos días debemos conocer en definitiva, también, cómo quedarán las mayorías en el Congreso de la Unión.
De la conformación de las cámaras de diputados y senadores y la instalación de la LXVI Legislatura federal, el próximo 1 de septiembre, podremos saber cómo serán aprobadas las iniciativas pendientes del todavía presidente.
Con ello vamos a tener claro ese antes y después en la vida democrática y política de México, ya que esto puede constituirse como la base de la gobernabilidad en los próximos seis años.
Lo comento porque dar pasos a procesos democráticos en el país no ha sido sencillo. Cuando parecía que íbamos en la ruta, después de la elección del 2018 y de la del 2 de junio de este año, cambió en el mapa político del país; regresamos a épocas que parecían superadas.
Nuevamente, un partido hegemónico y la percepción de que podemos vivir mayores regresiones.
Los ejercicios de evaluación al gobierno que concluye han iniciado y los resultados no son del todo buenos.
Se habla de una desaceleración económica que está reduciendo el pronóstico de crecimiento del país.
El sistema de salud, colapsado y una agenda pendiente en materia de
educación.
La inseguridad, el gran pendiente sin resolver, pero además aumentada exponencialmente.
Sobresale, sin duda, ese mecanismo de comunicación que durante todo el sexenio fijó agenda.
Esas ruedas de prensa convocadas diariamente por el presidente con una brillante narrativa de comunicación.
Las mañaneras pasarán a ser recordadas como el mecanismo que logró lo que ningún partido político pudo hacer, incluido el oficial Morena.
Muchos pendientes, como el compromiso hecho a los padres y madres de los normalistas desaparecidos de que conocerían en su sexenio la verdad de los hechos ocurridos en Iguala.
Y los partidos políticos opositores, sin propuestas ideológicas y políticas claras que les permitan asumir un real papel de oposición.
Pero, sin duda, el papel estelar en este sexenio lo ha tenido el presidente López Obrador, un papel que le gusta y sabe actuar con excelencia.
Acostumbrado como está a jugar ese papel, en este periodo decisivo de la vida del país será crucial también conocer cuál será el papel real que asuma el para entonces expresidente López Obrador a su salida de la presidencia.