Iván Mercado
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A partir de esta semana, el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) desde su delegación en Puebla comenzará a sostener reuniones de trabajo con autoridades del gobierno estatal, con los municipios involucrados, con representantes de la iniciativa privada, así como universidades públicas y privadas, a fin de diseñar de manera conjunta una nueva estrategia para vacunar con coordinación, orden, información y eficacia a las miles de poblanas y poblanos mayores a 60 años que en esta misma semana continuarán con el programa nacional de inoculación contra la COVID-19.
La amarga experiencia registrada durante el miércoles, jueves y viernes de la semana pasada en el municipio de San Andrés Cholula, no sólo derivó en un escándalo público a nivel nacional, sino que evidenció la inexperiencia y sobre todo, la incapacidad del gobierno federal para tratar de hacer frente y solo al reto sanitario más delicado en la historia de nuestro país.
Todo indica que sencillamente no se dimensionó con seriedad este que sin duda es el reto más grande de la medicina en la historia de México: vacunar lo antes posible y con eficacia probada, a 128 millones de mexicanos.
Bastaron 10 mil 810 dosis aplicadas con prisa, sin coordinación, sin estrategia y sin información, para confirmar que una encomienda sin precedente en la historia de nuestra nación, exige de todas las voluntades posibles sin importar ideologías o intereses particulares o de grupo.
La tarde del pasado viernes se desarrolló una urgente reunión en la que autoridades federales y estatales en materia de salud, se encontraron para evaluar el desastre registrado horas antes. Todos coincidieron, la meta se alcanzó, pero con un costo social muy alto, toda ves que miles de ancianos vulnerables, fueron expuestos por largas horas a peligrosas concentraciones humanas donde el riesgo de un contagio masivo fue latente y tendrá que ser observado durante los primeros 10 días de marzo.
Durante el encuentro, se acordó que la delegación del Insabi, la Secretaría de Salud en el estado y la representación del programa “Correcaminos” en Puebla, comenzarán esta semana a convocar reuniones de trabajo con representantes de distintos sectores de la sociedad poblana con la finalidad de reclutar voluntarios para aterrizar una logística que pueda servir como modelo a seguir en el resto del país.
En esta semana se comenzarán a lanzar convocatorias a empresarios, industriales, comerciantes, universitarios, profesionales de la salud privados, expertos en logística, transportistas y todo aquel que se quiera sumar para apoyar dentro y fuera de los futuros centros de vacunación.
La instrucción federal es transmitir certeza a los poblanos mayores de 60 años (para empezar) que todos serán correctamente vacunados y que por lo tanto no volverá a ser necesario que jóvenes o adultos se queden a dormir a las afueras de clínicas u hospitales para garantizar un lugar y por lo tanto, una vacuna.
Bajo el principio que el actual reto mundial es una cuestión de “vida o muerte”, las autoridades responsables del plan nacional de vacunación determinaron desde Puebla, dar un literal “golpe de timón” y buscar la ayuda de todos los que deseen sumarse a una logística que deberá tener la premisa de una vacunación efectiva.
La meta cobra relevancia al destacarse en este encuentro de evaluación, que hay 160 millones de vacunas garantizadas para México con contratos ya firmados y que tan solo durante marzo a nuestro país deberán estar llegando 30 millones de dosis para distribuirse a lo largo y ancho del territorio nacional. No obstante, se reconoció finalmente que lo que no hay, es el personal suficiente para distribuir y suministrar la inmunización.
Por ello, después de las pifias cometidas hace unas horas en San Andrés Cholula, el objetivo central es transmitir la certidumbre necesaria a la población para que vuelva la confianza y los poblanos de todas las edades puedan tener la certeza de que se construye una logística alejada de cualquier matiz político, una que garantizará con orden, el acceso a los bióticos para enfrentar a la pandemia como un estado y un país organizado y coordinado.
Sin embargo, el reto no sólo se alcanzará con voluntades y voluntarios. Al actual escenario mundial hay que agregar factores como el acaparamiento de vacunas por potencias en el mundo, las condiciones extremas de congelamiento en las que deben permanecer por días los biológicos o la propia inseguridad que sufre México, esa que obliga a las autoridades responsables de la custodia, guardar celosamente la información de traslado y entrega hasta el último minuto a fin de garantizar la llegada y reparto en cualquier estado del país.
Sobre la mesa se planteó la urgente necesidad de establecer diferentes centros de vacunación masiva pero ordenada por edades, apellidos y hasta horarios, donde las y los poblanos podrán llegar a un Centro Expositor o a un Centro de Convenciones donde esperen sólo unos minutos y con la obligada sana distancia, para ser inoculados sin estar expuestos.
Otra estrategia que ya se contempla es hacer uso de grandes estacionamientos para que aquellos que puedan llegar en auto, sean vacunados sin tener que bajarse de su unidad tal y como ya sucede en países como los Estados Unidos.
Sobre esta posibilidad, se contemplaría incluso hacer uso de los estacionamientos de los estadios de futbol y beisbol de la capital, así como de diferentes centros comerciales de la zona metropolitana y del interior del estado.
Confirmada está también la convocatoria que se ha hecho a diferentes rectores del Consorcio Universitario, a fin de constituir un gran frente de jóvenes que deseen sumarse a una estrategia inédita de coordinación e incluso adecuar las instalaciones de diferentes campus, para poder recibir a una población esperanzada y urgida de la tan anhelada vacuna.
La consigna es lograr sumar a todos y a todas que quieran participar porque se ha comprendido que solos, desde el gobierno federal, sencillamente no pueden ni podrán sacar adelante un proceso sin igual en la historia de nuestro territorio.
El actual reto de supervivencia en México y en el mundo, sumado al fracaso de San Andrés Cholula, deja tres importantes lecciones a las autoridades: La necesidad de apoyarse en los medios de comunicación serios para informar correcta y éticamente a la población sobre una logística que no puede aceptar errores, la urgente ubicación de enormes espacios controlados para recibir a miles de ciudadanos quienes habrán de llegar con la certeza de que serán correctamente vacunados y por último, que no hay espacio para actitudes como la soberbia y la indiferencia ante las potenciales equivocaciones, toda ves que en este escenario, se trata de salvar lo más importante de cualquier país: la salud, la economía y la vida misma de sus ciudadanos.